La joya de la corona del pueblo de Moissac es, sin duda, su Abadía del siglo XII; con su claustro y su iglesia vecina, excelentemente conservadas y excepcionalmente ricas en esculturas. Está considerada como un edificio referente del Románico en la zona.
En el pasado fue una etapa importante en el Camino de Santiago y, a día de hoy- aunque su papel religioso se haya visto relegado a un segundo plano tras su atractivo turístico- es bastante frecuente encontrarse con peregrinos de mochila y bastón en los cafés de la plaza que se extiende frente a la abadía, haciendo un pequeño alto en su camino.
El claustro de la Abadía de St Pierre
Nuestra visita guiada a la Abadía de Saint Pierre en español comenzó por el Claustro, donde nuestro guía nos fue haciendo una extensa introducción a cómo se construyó y cómo era la vida de la comunidad religiosa que vivía en él, muy centrada en el trabajo amanuense de copiar e ilustrar libros.
El claustro de la Abadía de Saint Pierre tiene un ambiente especial que le lleva a uno inmediatamente a recordar la obra literaria o las imágenes de la película de El nombre de la rosa. Sobre todo si se tiene la suerte de poder visitarlo en silencio y en soledad, da la impresión de que en cualquier momento podría aparecer una fila de monjes de camino a sus tareas.
El claustro está bastante bien conservado en lo que se refiere a su estructura arquitectónica, pero las esculturas que adornaban sus capiteles se vieron afectadas por la Revolución Francesa, momento en el cual los monjes dejaron de residir en el convento y lo ocuparon soldados que decapitaron buena parte de las figuras humanas que había esculpidas en ellos.
Los capiteles del claustro
Es una pena, ya que estos capiteles de la Abadía de St Pierre son auténticas joyas de la escultura de la época. Son esculturas en piedra caliza de hace nueve siglos que, a excepción de las cabezas decapitadas, se han conservado en muy buen estado.
Cada uno de los capiteles estaba decorado de modo diferente, con hojas o -principalmente- con escenas de la Biblia. El arte medieval es muy moralizante y está muy orientado a la enseñanza, por lo que estas esculturas servían para explicar o representar historias recogidas en la biblia. Así, por ejemplo, podemos encontrarnos con escenas como la lucha de David y Goliath o retratos como los de San Pedro y San Pablo en mármol. En el origen, estas esculturas estaban pintadas de color, aunque -evidentemente- el paso del tiempo ha hecho que se perdiera la pintura.
No es fácil imaginarse quienes fueron los escultores que decoraron las columnas de mármol sobre las que se sustenta el claustro de la Abadía de Saint Pierre, pero los investigadores creen que eran artistas procedentes de España, que no eran religiosos y esculpían por encargo de la Iglesia las escenas que se les solicitaba. En algunas zonas del claustro se pueden ver algunos detalles, incluso, que podían servir como firma al autor.
Las reliquias en Midi-Pyrénées
Nuestro guía nos fue contando algunas anécdotas de la vida en la Abadía. Por ejemplo, la lucha que había entre las diferentes iglesias de la zona por tener reliquias de santos, que eran muy valoradas en la época medieval. La Abadía de Saint Pierre presumía de tener la reliquia de un dedo del Apóstol Santiago, aunque posteriormente se ha podido probar que no pertenecía a él. Nos contó, también, que sólo en Francia se conservan seis reliquias de las que se dice que son la cabeza del Apóstol.
Los amanuenses de la Abadía de Saint Pierre
Los monjes de la Abadía de Saint Pierre se dedicaban, principalmente, a copiar libros. Eran amanuenses. Muchos de los libros que copiaron se encuentran hoy en la Biblioteca Nacional de París, aunque en la Abadía se exhibe una réplica realizada en piel de ciervo. Se estima que se necesitaban alrededor de 4 años para copiar un libro. Para decorarlos se utilizaban, principalmente, tres colores -que eran los mismos que se utilizaban también en la decoración de los capiteles-: el rojo, el azul y el verde.
De ellos se utilizaba especialmente el rojo, ya que era barato de obtener y tenía una connotación positiva, como el color de la riqueza y la sangre. El azul era el color de la esperanza, pero como salía más caro obtenerlo -había que recurrir al lapislázuli- se utilizaba menos. Por último, el verde era también poco utilizado y se le consideraba como el color de la buena y la mala suerte a la vez.
La iglesia de la Abadía de St Pierre
Junto al claustro, nos encontramos con la iglesia de la Abadía de Saint Pierre, que tiene como atracción principal las esculturas de su tímpano (o pórtico de entrada). La escultura principal nos muestra a Jesús en el centro, rodeado por los cuatro evangelistas representados por animales. Alrededor y debajo de ellos, aparecen imágenes de 24 ancianos que miran hacia arriba y tocan violines, que representan a la gente que se salvará con el regreso de Jesús. Es una representación del Apocalipsis de San Juan. Como el claustro, en su origen las cabezas también estaban pintadas de rojo, pero el paso del tiempo ha borrado el color.
La iglesia tiene una nave central amplia y algunas capillas que se abren en sus laterales. Destaca por el interior pintado, siguiendo el estilo antiguo del que se pudo recuperar una parte y extenderlo al resto de la iglesia. Es un punto de paso muy habitual de los cerca de 12.000 peregrinos del Camino de Santiago que cada año pasan por la ciudad.
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