Osaka era otra de las grandes bases de viaje que teníamos en nuestro recorrido por Japón. Sabíamos que no era la ciudad más monumental del país, pero sí que contábamos con que fuera una de las más activas y animadas. No fue una gran maravilla turística, pero sí que tuvo aspectos puntuales que se convirtieron en algunos de los mayores recuerdos del viaje. Estos son algunos consejos para Osaka que podemos daros tras nuestra visita.
La vista desde el Floating Garden del Umeda Sky fue, posiblemente, el gran momento de nuestra estancia por Osaka, ciudad a la que habíamos llegado la tarde anterior procedentes de Hiroshima. Sabíamos que Osaka no era una ciudad muy monumental, pero queríamos saber cómo era estar en la segunda ciudad del país, de la que nos habían dicho también que era muy animada y tenía una interesante vida nocturna.
Tren en Osaka
En Osaka hay dos estaciones de tren principales: la del centro de la ciudad y la del Shinkansen, situada al norte de la misma. Los trenes rápidos shinkansen que van a Tokio y otras grandes ciudades del país salen desde ésta última, mientras que la primera es el centro de todas las líneas de tren de cercanías y regionales que pasan por la ciudad. Ambas están muy bien comunicadas entre sí por tren de cercanías, pero requieren de un pequeño transbordo y unos cinco minutos de trayecto.
Como en Tokio, la red de tren de cercanías de la JR dispone de una línea circular que nos permite movernos muy bien por todo el perímetro de la ciudad. Falla un poco en las conexiones interiores a ese círculo, aunque desde el sur se llega por un ramal a la estación de Namba, ubicada en una zona céntrica y muy frecuentada. Los que disponen del Japan Rail Pass, tendrán la oportunidad de utilizarlo para moverse por la ciudad, pero dependiendo del alojamiento en el que nos encontremos, quizá tengamos que recurrir también a la buena red de metro.
Nos alojamos en el hotel Weekly Green in Namba, que más que un hotel en sí era un edificio de pequeños apartamentos con una diminuta cocina. El recepcionista fue extremadamente amable y el hotel estaba a unos 15 minutos a pie de Namba –una buena zona para salir por la noche en Osaka – y bien comunicado con el transporte público.
No obstante, el hotel no dejaba de tener un toque setentero y más bien anticuado. Lo bautizamos como el «Cuéntame japonés». De todos modos, no se podía pedir mucho más por un precio tan económico.
Pase turístico de Osaka
En la oficina de turismo de la estación central de ferrocarril nos dijeron que- a diferencia de otras ciudades japonesas donde no había una posibilidad de comprar un pase para todas las atracciones de la ciudad- en Osaka existían varios tipos de tarjetas que incluían un pase para los principales monumentos y los transportes locales.
Nos decidimos por la Osaka Unlimited Pass de un día, que nos ofrecía 27 atracciones gratuitas más un pase para el metro y los autobuses y descuentos en otras. Entre ellas, miradores como el del Floating Garden, las norias de Hep Five y Tempozan, el barco Santa María, el Zoo o el Castillo de Osaka. El precio, al cambio, es de unos 20 euros.
De los grandes lugares de interés, sólo faltaba el impresionante Acuario. No obstante sí que había otra tarjeta que incluía el Acuario y el transporte público por un precio algo más elevado. La entrada al Acuario es cara -algo más de 20 euros-, pero es verdad que se trata de una instalación enorme donde los amantes de la naturaleza podrán pasar mucho tiempo viendo ejemplares de la fauna marina.
El pase de turismo de Osaka es muy recomendable si estamos dispuestos a recorrer la ciudad en un día o si tenemos claro que vamos a entrar en algunas de las atracciones más caras de las que incluye. Por ejemplo, si queremos darnos una vuelta en el barco Santa María por la desembocadura del río Yodo, el precio del billete sencillo supone más de la mitad del precio del billete turístico. Combinándolo con un par de atracciones como el Castillo o el Floating Garden y los viajes en metro, ya resulta más económico el precio.
El Barco Santa María de Osaka
Precisamente, el barco Santa María que hace el recorrido por la desembocadura del río fue nuestro primer destino. Se trata de una pretendida réplica de un galeón español (a la entrada del muelle podemos encontrarnos incluso con una bandera española, así como los rótulos dentro del barco también están en español) que hace un recorrido por la parte final del río.
Realmente, no supimos si la atracción era el barco en sí o el recorrido que hacía, pero que navegara hacia la zona industrial y portuaria y no hacia el centro de la ciudad nos dejó un poco fríos. Eso sí, fue un agradable paseo, donde pudimos contemplar toda una serie de puentes espectaculares que dominan la entrada a la bahía.
El muelle de partida de la Santa María está junto a la estación de metro de Osakako, junto al Acuario y la noria gigante Tempozan. Otro lugar muy interesante para ver la ciudad desde lo alto, pero sin más pretensiones. La otra gran noria de la ciudad, la Hep Five, está bastante más céntrica.
Los baños, ese gran descubrimiento
Si hubiéramos estado algo menos cansados, probablemente nos hubiéramos ido al Castillo de Osaka -que originariamente fue uno de los más importantes de Japón, pero que quedó en muy mal estado después de la II Guerra Mundial y lo que vemos hoy es una reconstrucción de hace pocas décadas-, pero decidimos mimarnos un poco después de varios días de ruta por Japón y decidimos acudir a unos baños tradicionales japoneses que venían incluidos en Osaka Unlimited Pass.
La verdad es que fue una fantástica idea, ya que los baños Naniwa no Yu -situados en la última planta de un edificio de oficinas- resultaron ser una versión modernizada de un onsen tradicional con diferentes piscinas de todos los tamaños, temperaturas y hasta colores.
Muy populares entre la población, como pudimos ver con la cantidad de gente que acudía a ellos, intentamos probar todos los baños que pudimos -tanto a cubierto, como al aire libre- e instalaciones como la impresionante sauna con siete u ocho pisos de gradas y una televisión enorme en el frente en la que estaban retransmitiendo un torneo de golf.
Sacrificamos visitas turísticas pero salimos tan relajados que no lo lamentamos en absoluto.
Y, como aun nos quedaron horas antes de coger nuestro Shinkansen hasta la vecina Kyoto, aprovechamos el Osaka Unlimited Pass para volver a subir al mirador del Floating Garden y ver las vistas de Osaka desde las alturas, tal y como comenzamos nuestro paso por la ciudad.
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