Hacía tiempo que no tenía que preparar un viaje largo, pero ha llegado la hora. El viernes partimos hacia Japón con muchas ganas de descubrir lo que nos ofrece este país. Como la preparación del viaje es importante, hoy queremos comentaros lo que tenemos en mente en este momento y cómo lo afrontamos, para añadir a la vuelta los resultados de esta preparación, qué mereció la pena, qué nos sorprendió y a qué fuimos renunciando por el camino.
– Vuelo y transporte:
Salimos con Emirates de la Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas el próximo viernes a primera hora de la tarde. Volar con Emirates es una de las sorpresas previas que nos ha deparado este viaje. Teníamos muy buenas referencias de tres aerolíneas de los países del Golfo Pérsico: Qatar Airways, Etihad y la propia Emirates, pero hasta ahora no hemos podido probarlas. Hemos tenido suerte encontrando un billete por algo menos de 600 euros -una cantidad ligeramente superior a la que nos ofrecía Alitalia-, así que éste será el momento de probarla.
Tenemos aproximadamente dos horas de escala en Dubai y nuestra llegada a Japón será aproximadamente a las cinco de la tarde del sábado, horario local. Tenemos cierto temor a los efectos del jet-lag, pero intentaremos aprovecharlos a nuestro favor. Desgraciadamente, ninguno de los dos vuelos -ni el Madrid-Dubai, ni el Dubai-Tokio- está previsto que sea en los nuevos Airbus 380 de la compañía, aunque mantenemos la esperanza de que haya algún cambio de planes y podamos probar este nuevo avión.
Llegamos a una hora razonable, así que tenemos tiempo de llegar a nuestro albergue para la primera noche sin agobios. Hemos elegido uno que, a priori, está bien comunicado con el aeropuerto de Narita -cerca de la estación de Bakurocho, con conexión directa con la línea rápida JR Soubu (80 minutos, cerca de 12 euros)- y queríamos también que no estuviera excesivamente lejos del mercado de pescado de Tsukiji, que queremos visitar a primerísima hora de la mañana.
– Ruta por Japón:
La idea de nuestra ruta por Japón es quedarnos las cuatro primeras noches en Tokio reponiéndonos del jet-lag y visitando los principales lugares de interés de la ciudad. Posiblemente estemos subestimando el cansancio del viaje, pero queremos empezar aprovechando el jet-lag para disfrutar de la noche de Tokio el primer día y aguantar hasta la apertura del mercado de pescado de Tsukiji a los turistas a las cinco de la mañana para ver la subasta del atún y tomar un primer desayuno a base de sushi. Soy algo escéptico con nuestras fuerzas en ese momento, pero se intentará.
A partir del miércoles, queremos desplazarnos por Japón en tren, utilizando el Japan Rail Pass. Muy famoso entre los turistas, el Japan Rail Pass es una versión japonesa del Interrail que permite viajes ilimitados en todos los trenes japoneses (con la excepción de algunos servicios de largo recorrido) por un precio fijo. Hay que comprarlo antes de llegar a Japón en algunas agencias concretas -en nuestro caso, lo compramos en Destinos Asiáticos, en el centro de Madrid-. El precio depende de la cotización del yen. En nuestro caso, lo compramos algo a un tipo de cambio bastante alto y nos salió por 275 euros por persona para el pase de 7 días. Un precio razonable, teniendo en cuenta que un trayecto de ida y vuelta en Shinkanshen (tren bala) de Tokio a Osaka cuesta más de esa cantidad.
En principio, Kyoto debería ser nuestro centro de operaciones durante el viaje, que probablemente discurra también por las ciudades de Hiroshima, Nara y Osaka. Nos guardamos algún día para sorpresas, paisajes naturales y la posibilidad de descansar en el parque natural de la zona de Hakone, cerca de Tokio, famoso por sus vistas y sus fuentes termales.
No obstante, tenemos mucho tiempo para ir preparando el recorrido sobre la marcha, por lo que posiblemente el recorrido definitivo se decida durante los cuatro días en Tokio.
Los dos últimos días quedan reservados para poder ver aquello que quedó pendiente de Tokio y las tradicionales compras de productos electrónicos y otros recuerdos.
– Alojamiento en Japón:
Es la parte que, hasta el momento, más descuidada tenemos. Es posible que, en las próximas horas, añada algún alojamiento más a la lista, pero la idea es- igual que la ruta- improvisar sobre la marcha.
En principio, en Tokio hemos reservado una habitación doble en un pequeño albergue cerca de las estaciones de Bakurocho y Asakusabashi para que nos sirva como centro de operaciones el primer día. El Kaoshan Tokyo Ninja parece sencillo, pero nos convenció por la facilidad para llegar desde el aeropuerto, su interesante ubicación y la relativa -siempre relativa en una ciudad tan enorme- proximidad al mercado de pescado Tsukiji. También nos va a dar la posibilidad de contactar en los primeros días con otros viajeros y escuchar sus experiencias. El precio no parece excesivo. Unos 30 euros por persona y noche, en una habitación doble con cuarto de baño compartido.
La idea es que sea una pequeña base desde la que organizar el resto del viaje en la ciudad y que nos sirva como «aterrizaje» en Tokio. Si nos gusta, quizá ampliemos las noches de estancia y, si no, tendremos tiempo de buscar otra opción de alojamiento en la ciudad.
Algo parecido nos ocurre en Kyoto, donde hemos reservado en el Capsule Ryokan Kyoto, una casa de huéspedes cercana a la estación de ferrocarril y que, por lo que muestran las fotografías, tiene un estándar de comodidad bastante bueno a un precio razonable (unos 40 euros por persona y noche en habitación doble). Será una buena opción para una primera noche en la ciudad y, quizá, para más de una. Ya os contaremos.
Aparte de ello, nos estamos encontrando con muchas opciones diversas de alojarse en Japón. A los habituales hoteles hay que sumarle los Ryokan– casas de huéspedes tradicionales- y los Minshukus -alojamiento en casas particulares-. Hay ryokanes de diversos tipos, precios y comodidades y esperamos poder probar alguno. Muchos de ellos se pueden reservar por Internet. Los minshukus, por otra parte, son más difíciles de encontrar desde España, aunque me dicen que en el destino se encuentran con facilidad. Tienen como gran atractivo el poder alojarse en una auténtica casa japonesa y ver cómo se vive en ella, pero -además- parecen ser una opción bastante económica.
Personalmente, aunque no sé qué opinará de ello mi compañero de viaje, me gustaría probar también otras opciones de alojamiento algo más peculiares. Los hoteles cápsula son los más normales dentro de lo insólito, pero por lo que hemos investigado en Internet también es posible encontrar salas para dormir en los cafés de Internet (manga-kissa) o, incluso, en los baños públicos, por muy poco dinero.
– Lo que esperamos del viaje:
Vamos sin ideas preconcebidas de lo que vamos a encontrar, pero con muchos tópicos en la cabeza.
En Tokio, evidentemente, el mercado de pescado de Tsukiji, la zona de Harajuku, las tiendas de electrónica o los jardines del Palacio Imperial. Si podemos ver algo relacionado con el sumo o con el manga, fantástico (no somos aficionados a ninguna de las dos cosas, pero nos da curiosidad). Queremos también vivir la experiencia de pasar una noche de fiesta en un karaoke y probar los populares baños. Y, por supuesto, sushi, sashimi y toda la gastronomía japonesa que podamos.
Dentro de lo más personal, buscaremos curiosidades, anécdotas y lo más peculiar que nos encontremos por allí. Artículos raros en tiendas raras y escenas que nos sorprendan, que seguro que serán muchas.
– Equipaje:
Aquí mi compañero de viaje y yo vamos a optar por filosofías diferentes. Personalmente, voy a intentar aguantar los 13 días de viaje con el equipaje de mano de la ida en una mochila de ordenador. Esto supondrá tener que calcular al detalle lo que me llevo de Madrid y acudir una o dos veces -depende de lo que quepa- a lavanderías automáticas durante el viaje. La versatilidad de lo que lleve en la maleta va a ser fundamental, así como lo que lleve puesto durante el viaje y lo que pueda guardar en los bolsillos. Varias camisetas, alguna camisa, ropa interior, un pantalón de reserva y un par de jerseys. A ello hay que unir el ordenador portátil (el más pequeño y ligero), los cargadores (y adaptador) de los aparatos electrónicos, los elementos de aseo y algo de documentación escrita. Va a ser un ejercicio digno de un Tetris, pero ya lo conseguí en un viaje de tres semanas por China.
He hecho mucho hincapié en llevarme calcetines nuevos. Por lo que me han comentado, la norma habitual es entrar en las casas japonesas sin zapatos y una cariñosa recomendación de un amigo nos ha sugerido que tengamos cuidados con llevar calcetines con «tomates».
Deposito mi esperanza ante hipotéticos olvidos en las famosas tiendas de todo a 100 yenes, donde espero poder encontrar -aparte de muchas cosas extrañas- aquello que me pueda sacar de un apuro, además de una bolsa que me permita facturar algunos regalos en el viaje de vuelta. Eso sí, la mochila ofrece enormes ventajas a la hora de moverme por el país.
Por su parte, mi compañero de viaje optará por una maleta grande con una mochila en su interior. Esto le permite llevar más ropa y olvidarse de las lavadoras, pero a cambio le dificulta moverse y nos obliga a encontrar centros de operaciones cada día -o buscar una consigna para varios días en Tokio- para no cargar con la maleta durante los traslados.
– Novedades en la maleta:
En esta ocasión, incorporo en mi equipo de viaje dos novedades: Por una parte, es el primer gran viaje con mi teléfono Android, por lo que voy a descargar varias aplicaciones útiles para él. En principio, incorporo la aplicación TouristEye -a primera vista me va a costar un poco entenderla y parecía un poco escasa de recomendaciones para este destino, pero tiene buena pinta para el futuro-, así como la guía de Trip Advisor para Tokio y la de Triposo para Kyoto. Las tres gratis, sólo la primera en español y todas ellas con opción de funcionar sin conexión a Internet (ideal para evitar el carísimo roaming). He descargado -de pago- la aplicación Beer in Japan, que espero que me regale alguna buena recomendación para encontrar buenos bares en nuestro periplo.
Por otra, una que hace tiempo que podía haber incorporado, pero que sólo estreno en esta ocasión: un cable VGA para conectar el ordenador a las televisiones de pantalla plana de los hoteles de nuestro recorrido. Creemos que puede aportar comodidad a la hora de utilizar Internet en una pantalla más grande de lo habitual para decisiones conjuntas como decidir un viaje o reservar un hotel, además de servir como opción de entretenimiento.
– Otros aspectos a tener en cuenta:
Han pasado más de seis meses desde el terremoto del norte de Japón y los niveles de radiación en la zona de Tokio son desde hace tiempo-según las autoridades locales- normales y aceptables, como ya escribíamos hace meses en este blog en el artículo citado anteriormente. Personalmente, voy sin miedo. Si los locales sobreviven sin problemas, creo que yo tampoco los tendré. Mi compañero de viaje, en cambio, es escéptico con el agua del grifo y prefiere beber agua embotellada.
El dinero, ese gran problema a priori cuando viajas a Japón. Vamos mentalizados de que vamos a encontrarnos un país caro, aunque también nos han advertido que- si buscamos con cuidado- tenemos la opción de comer y dormir en lugares relativamente económicos. Por Internet circulan artículos en los que se dan consejos para viajar a Japón con poco presupuesto, que incluyen desde dormir en los manga cafe y baños públicos a comer los sandwiches y alimentos disponibles en las tiendas de todo a 100 yenes. Nosotros no pretendemos llegar a tanto, pero sí que cuidaremos algo nuestro presupuesto.
Sobre el dinero en efectivo, mi compañero de viaje ha optado por hacerse con algunos yenes en España y llegar allí con algo de efectivo. Por lo que a mí respecta, intentaré tirar de cajeros automáticos en la medida de lo posible y, por si acaso, llevaré una pequeña cantidad de euros en efectivo para cambiar en caso de urgencia o problema con las tarjetas, como suelo hacer habitualmente. Me gustaría pagar con tarjeta en todos los establecimientos que sea posible, pero me han comentado que es frecuente que no la acepten. Veremos a ver qué pasa.
Podeis seguir nuestro periplo por Japón del 5 al 17 de noviembre de 2011 en Twitter, en el usuario @voyainternet.
Por nuestra parte, a la vuelta completaremos este mismo artículo con el balance de cómo se han cumplido estas previsiones.
hola Rubén,
Soy uno de los fundadores de TouristEye; como siempre, estamos atentos a los que nos decís los usuarios, asi que cualquier crítica o mejora es bienvenida.
Podrías extenderte un poco más en «a primera vista me va a costar un poco entenderla», estamos justo en el rediseño y queremos ver si cumple lo que ahora no encuentras de forma fácil.
Sobre la cantidad de lugares es cierto, hay zonas que tenemos menos cubiertas; lo ideal es que en la web añades los sitios que sabes que vas a visitar y se sincronizarán con tu móvil. Te recomiendo que te bajes el viaje offline días antes para comprobar que todo va bien, y no haya algún fallito de tu modelo de Android; o si no, que nos de tiempo a arreglarlo; que son muy puñeteros 🙂
saludos!
Pues mira, si te digo la verdad, lo he descargado y me he preguntado «¿Vale, y ahora qué puedo hacer con esto?». Una breve introducción para novatos/tutorial no estaría mal. Supongo que habrá gente que se descargue la aplicación y, si no se mete en su funcionamiento muy al principio, la abandone. Para enterarme un poco de cómo sacarle el mayor partido he tenido que meterme en la web. Yo estoy metido en el mundillo y me gusta probar aplicaciones nuevas y no me importa dedicarle tiempo, pero entiendo que alguien que baje cosas compulsivamente pueda no tener paciencia con ello.
Por eso, quizá incluir un pequeño tutorial con 6 ó 7 pantallazos sobre el funcionamiento al activar la aplicación por primera vez podría ayudaros a que el usuario que llega nuevo no se sienta muy perdido o tenga que hacer mucho esfuerzo para comprender el funcionamiento. Ya sabes, la ley del mínimo esfuerzo.
A la vuelta contaré cómo me ha ido con las aplicaciones que he bajado, pero no dudes en contactarme si necesitas un feedback más personal.
Abrazo.
Qué guay el viaje a Japón y qué envidia me da, me encantó el país y espero volver de nuevo para allá. Por lo de dormir no os preocupéis ya que yo vi dormir hasta en el Mc Donald’s, jejejeje.
Nosotros por si te sirve también comíamos en los supermercados, los famosos Bentos, son muy baratos y además te los calientan en el microondas allí mismo. Espero vuestros relatos y a ver qué anécdotas nos traéis. Un saludito. 😉