Ginebra da, desde un primer momento, la impresión de ser una ciudad donde abunda el dinero. Basta llegar a la orilla del Lago Leman y mirar a los edificios de las orillas para ver hoteles señoriales, barcos de recreo y, sobre todo, la publicidad de marcas de lujo de relojes, joyas o grandes bancos en lo alto de sus edificios. Si a ello añadimos, además, su carácter de ciudad internacional, con sedes de grandes organismos internacionales, podemos hacernos a la idea de que es una ciudad acomodada.
Ginebra es la ciudad más importante de la Suiza francófona y esta situada a un paso de la frontera francesa, muy bien comunicada con ciudades de su país vecino, como Lyon, con la que esta conectada con varios trenes diarios de media distancia, así como por algunos TGV.
Como hemos dicho anteriormente, no hace falta buscar mucho en Ginebra para encontrar algunos de los tópicos suizos: las marcas de relojes y los bancos se promocionan con grandes carteles sobre los edificios. Pero además de su carácter suizo, a Ginebra se le une también los tópicos de las ciudades importantes en la política y la diplomacia mundial: hoteles caros y elegantes para los altos mandatarios que la visitan y el carácter internacional que le dan los miles de funcionarios de las agencias de Naciones Unidas que tienen su sede en la ciudad, entre las que destacan la organización Mundial de la Salud o la organización Internacional del Trabajo.
Qué ver en Ginebra
Turísticamente, Ginebra tiene tres zonas de interés. Por una parte, toda la ribera del Lago Leman en la zona central de la ciudad. En esta zona, el lago se va estrechando hasta poder unir las dos partes de la ciudad con varios puentes no excesivamente grandes, pero recorrer sus dos orillas es un paseo que ofrece bonitas vistas. Por un lado, la de los paisajes que ofrece el lago y, por el otro, los edificios señoriales de sus orillas, entre ellos unos cuantos hoteles de lujo.
En la orilla sur, la más cercana al centro histórico de la ciudad, el paseo comienza en el Jardin Anglais, una zona verde no excesivamente grande donde se puede contemplar el Horloge Fleuri, un reloj en funcionamiento sobre un pequeño promontorio cubierto de césped y flores. Además, si se sigue el paseo, se puede contemplar el surtidor que lanza agua desde el lago, conocido como Le Jet d’Eau, que se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. En el lado norte, por su parte, abundan los hoteles de lujo en primera línea del Lago pero, entre ella y la estación de ferrocarril, se encuentra el barrio de Paquis, con abundantes restaurantes de todo tipo y procedencia, bares y, también, algunas calles de lo que podríamos llamar “barrio rojo”.
Ambas orillas no están separadas por muchos metros de distancia y se puede ir de una a otra con un pequeño paseo a pie que dejara, además, vistas del Lago muy interesantes para los aficionados a la fotografía. También es posible atravesar el Lago en alguno de los barcos de línea que lo atraviesan, para poder tener una vista de la ciudad desde el agua.
La segunda zona turística de la ciudad es su parte antigua. No es excesivamente grande y esta separada de la zona mas cercana al lago por la importante calle comercial de la Rue du Rhone, pero si que conviene perderse un poco por sus empinados callejones para huir del bullicio y la animación de la ciudad y encontrarnos con la parte mas histórica de la villa.
Allí podremos encontrarnos con los cañones del antiguo arsenal, expuestos junto a la entrada del Ayuntamiento, y seguir desde allí a la Catedral -grande, pero no especialmente llamativa desde el punto de vista arquitectónico-, para desplazarnos después por plazas llenas de encanto y tradición como la de Bourg-de-Four, con sus cafés y terrazas en la calle. No es una zona especialmente extensa y se puede recorrer en menos de media hora, salvo que decidamos quedarnos a comer en alguno de sus cafés o restaurantes o pasar por el Museo de Arte e Historia.
Los organismos internacionales
La tercera y ultima cara turística de Ginebra, finalmente, es la de los organismos internacionales, situada al noreste del centro de la ciudad. En ella destacan, especialmente, los edificios de la antigua Sociedad de Naciones que hoy albergan diversas instalaciones de Naciones Unidas dedicadas exclusivamente a temas como Derechos Humanos o desarme.
Los edificios de Naciones Unidas en Ginebra ocupan un espacio importante en torno a un parque situado frente al lago y, para mi gusto, es la visita mas interesante que se puede hacer en la ciudad, ya que se organizan visitas guiadas en las que se pueden recorrer los pasillos de las instituciones cruzándose con delegados y participantes en reuniones y visitar, además, salas con una gran relevancia en la historia y la política del siglo pasado y el actual. Las medidas de seguridad son importantes y hay que ajustarse a los horarios de las visitas guiadas, pero merece mucho la pena.
No es el único museo relacionado con las instituciones internacionales que se puede visitar en Ginebra, ya que justo en frente de la entrada de visitas del edificio de la ONU se encuentra el Museo de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, en el que se puede conocer un poco mejor como surgieron y cual ha sido la evolución de esta institución.
Hay algunos museos e instalaciones más que se pueden visitar, pero la visita será más o menos llamativa dependiendo de los intereses particulares de cada uno. A quien le interesen los relojes o la joyería, podrá disfrutar de una buena colección de relojes históricos en el Museo Patek Philippe y, a quienes quieran profundizar en campos científicos, podría interesarle visitar el CERN, a las afueras de la ciudad.
Por lo demás, la impresión de Ginebra es de cierto contraste. Por una parte, las joyerías y tiendas de relojes, los hoteles elegantes de la orilla del lago y las zonas comerciales de la ciudad tienen la apariencia típica de una ciudad de dinero. Por otra parte, la presencia de muchos extranjeros -tanto emigrantes como representantes de diversos países en los organismos internacionales con base en la ciudad- le dan un carácter internacional a la ciudad y hace que no sea extraño escuchar muchos idiomas o rodearse de personas de otros países. Es algo que le da cierto dinamismo a la ciudad y que tiene como gran emblema la zona de Paquis.
La llegada de EasyJet a Ginebra, unida a la presencia habitual de Iberia en la ciudad, hace que los precios de los vuelos a la ciudad suiza se hayan reducido en los últimos años, por lo que llegar a ella es bastante sencillo. Eso si, hay que tener en cuenta que tanto Suiza en general, como Ginebra en particular son destinos que están entre los mas caros de Europa Occidental, por lo que no podemos definirlo como un destino ideal para el viajero de bajo coste.
Es cierto que la tendencia es a tomar los precios en franco suizos como si fueran en euros, cuando el valor del euro es aproximadamente un 20% mas alto que el de la moneda suiza, pero -aun así- es una ciudad cara, especialmente en lo que de refiere a restauración. Siempre es bueno tener algo de moneda local para pequeños gastos, pero la mayor parte de los establecimientos facilitaran el pago con tarjeta de crédito (aunque mejor preguntarlo antes de consumir). Dada la cercanía con Francia y el carácter internacional de la ciudad, bastantes establecimientos aceptaran pagos en euros, aunque muchos de ellos pedirán que se hagan solo en billetes y darán el cambio en francos suizos, con un tipo algo peor del habitual. No obstante, siempre es mejor asegurarse con el dependiente o el camarero de turno antes de comprar o pedir cualquier cosa.
Genial artículo sobre Ginebra. Una cosa curiosa de la ciudad es que aunqe la gente hablar francés Ginebra, cuenta con un extranjero por cada tres habitantes.
Suiza es uno de los países de Europa que aún no he pisado y precisamente el vuelo a Ginebra con Easyjet que mencionas es una de las opciones que he barajado últimamente (eso sí, con escala en Madrid, pues no hay vuelo desde Valencia).
¡Buena descripción de la ciudad!