La verdad es que hay tantos tipos de viajeros como personas que viajan, pero siempre es interesante intentar definirse dentro de un determinado segmento, más que nada por lo útil que resulta a la hora de buscar compañeros de viaje: turistas con las mismas filosofías de viaje suelen ser más afines y tener menos conflictos. Se pueden hacer cientos de clasificaciones distintas, pero últimamente hay dos criterios con los que estoy empezando a clasificar a mis compañeros viajeros: el protagonista del viaje y el mimetismo con el entorno.
El protagonista del viaje es siempre el viajero, por supuesto. Pero, en este caso, me gusta llamar así al elemento principal de la motivación para el viaje, clasificándolo en dos categorías distintas: soy yo o es el entorno. Evidentemente, a la hora de viajar, se acaban teniendo las dos; pero es habitual que, cuando preparamos un viaje, una de las dos pese más que la otra. Muchas veces, nuestro interés principal del viaje es descansar o divertirnos; pero en otras nos interesa más conocer otros lugares y hace que el destino sea la principal motivación.
Por otra parte, el mimetismo con el entorno es la voluntad que tiene el viajero de mezclarse con el lugar y cultura en el que se encuentra o si es algo totalmente accesorio para su viaje. Es decir, los extremos sería el típico viajero que le da igual estar en el Caribe que en la Polinesia porque sólo quiere irse a la playa o aquel que no consigue parar hasta que le invitan a la casa de una familia local.
Difícil de explicar, a priori, qué tipos de viajeros pueden salirnos de estos dos criterios, pero quizá con las clasificaciones pueda quedar más claro.
Los cuatro tipos de viajeros
1.- Quien tiene como principal motivación de su viaje a sí mismo y no tiene intención de interactuar con el entorno que le rodea:
Este tipo de viajeros engloba al que lo que quiere en el viaje es sentirse bien, cuidarse a sí mismo y disfrutar y obtener lo máximo posible del viaje independientemente de lo que rodee. En muchas ocasiones, le da igual el destino mientras tenga unas condiciones adecuadas a sus intereses. Es decir, si es alguien que quiere playa en la costa española, le dará igual Salou que Benidorm o Torremolinos. Si es alguien que quiere esquiar, le dará igual estar en los Alpes que en los Pirineos y si quiere ir de compras podrá hacerlo igual en Nueva York que en Milán. El ejemplo más claro es el de los complejos turísticos del Caribe y quienes los disfrutan con un todo incluido, sin interés ninguno en salir de ellos. Para ellos, las guías turísticas son innecesarias. No necesitan más información de la que ya tienen.
La verdad es que estos turistas tienen, por lo general, bastante mala prensa entre los viajeros habituales quienes les echan en cara, en muchas ocasiones, que desperdician la posibilidad de conocer otros entornos, se niegan a adaptarse a las costumbres u horarios locales o- en el peor de los casos- de disfrutar en países del Tercer Mundo sin importarles en absoluto estar conviviendo con la miseria. Pero, en su defensa, hay que reconocer que todos hemos necesitado y recurrido más o menos frecuentemente a este tipo de viajes para relajarnos o descansar. Es muy necesario, en ocasiones, dedicarse a uno mismo y olvidarse del entorno.
Un calificativo: Hedonista
Destinos recomendados: En realidad, casi cualquiera. Las playas, especialmente las del Caribe y de Thailandia son su gran reducto. Las ciudades de gran oferta cultural, gastronómica, de vida nocturna o de compras son también muy interesantes para ellos: Nueva York, Londres o París. Sólo dejarán de disfrutar en aquellos en los que no puedan obtener unas ciertas comodidades o requieran interactuar con la sociedad local. Por el contrario, India es el destino al que nunca querrán ir.
2.- Quien tiene como principal motivación del viaje a sí mismo, pero intenta integrarse con el entorno que le rodea:
Posiblemente, englobarse dentro de este tipo de viajeros sea el caso más frecuente para los turistas habituales. La motivación del viaje es fundamentalmente personal: cuidarse, comer bien, ir a la playa o a la montaña, descansar, hacer deporte o disfrutar; pero aceptan que están en otro lugar diferente al suyo y hacen lo posible por incorporarse a su ritmo de vida durante el tiempo que están allí. Es más, muchas veces hacen que probar cosas nuevas sea parte de la experiencia de su viaje, como por ejemplo, a la hora de probar la gastronomía local. Eso no supone, sin embargo, que la razón principal para viajar al país sea conocerlo, sino que forma parte del contexto. Este es el tipo de viajero que más utiliza y más aprovecha las guías de viajes: necesita información, pero no tiene tiempo ni ganas de buscarla por sí mismo.
Son viajeros que disfrutan bastante del turismo, por lo general con mente abierta y bastante abiertos a nuevas experiencias y descubrimientos. Como puntos negativos, por otro lado, está una cierta superficialidad que hace que las impresiones que se llevan y luego transmitan estén basadas en una observación poco detallada y no se ajusten demasiado a la realidad del lugar en el que han estado.
Un calificativo: Abierto
Destinos recomendados: Destinos con diferencias culturales, pero de fácil adaptación. Capitales europeas, Turquía, Marruecos y Egipto, Cuba. Entre las ciudades, Nueva York o Amsterdam. En realidad, salvo aquellos donde el turismo no sea fácil por cuestiones políticas o de seguridad o no haya un mínimo de comodidades garantizadas, disfrutarán en casi todo el mundo.
3.- Quien tiene como principal motivación del viaje el destino y no intenta formar parte del entorno que le rodea:
Este tipo de viajeros no es especialmente abundante en cantidad -que no en referencias históricas-, pero los nuevos modelos de viajes de bajo coste han hecho que florezca en los últimos años. Por lo general, suelen ser muy aficionados a viajar y a descubrir el mundo y no les importa hacerlo solos, si no consiguen que nadie les acompañe. Es más, a veces incluso lo disfrutan más. Son aquellas personas cuya principal finalidad en un viaje es conocer un destino concreto, aquellas que llevan mucho tiempo deseando conocer un lugar específico y lo han conseguido. Su motivación viene más dada por el lugar que visitan que por su propio placer.
Pero este tipo de viajero conserva, en cierta medida, el espíritu de los viajeros de los siglos anteriores al XX que se desplazaban a otros países y contaban lo que veían en una crónica de viajes. Son conscientes de que no pueden o no quieren formar parte de la vida cotidiana de la sociedad que están visitando, por lo que su intervención en ella se reduce a pasear, mirarlo todo, estar pendiente de los detalles, observar a la gente y, ocasionalmente, hablar con ellos con pretensión de resolver dudas o tener un pequeño contacto amistoso con los locales. Para ellos, las guías de viaje suelen ser un apoyo logístico muy útil en su primer contacto, pero se les suelen quedar cortas. Ellos prefieren escribirlas antes que consultarlas y, en muchas ocasiones, son grandes blogueros.
Como puntos positivos, este tipo de turistas es -probablemente- el más respetuoso para el entorno que visita: no exige atenciones especiales, no molesta ni pretende ser integrado y no suele equivocarse respetando las costumbres locales. Quiere que su impacto sea el menor posible. Como puntos negativos, para muchos de estos viajeros el viaje es una observación constante, con lo que -por lo general- disfrutan más contando sus aventuras, experiencias y conclusiones de la sociedad que han conocido, que durante el propio viaje.
Un calificativo: Cronista
Destinos recomendados: Destinos exóticos con fuerte diversidad cultural: Japón -el más querido-, China, India, África Subsahariana, América Central. Dentro de los desarrollados, Australia, Nueva Zelanda y las regiones polares de Canadá, Suecia, Noruega y Finlandia.
4.- Quien tiene como principal motivación del viaje el destino e intenta formar parte del entorno que le rodea:
Esta es una categoría de viajeros relativamente reciente en el tiempo, pero que está creciendo muchísimo en los últimos años. La sociedad cada vez más cosmopolita e intercultural y el mayor conocimiento previo y mejor acceso que tenemos a otros pueblos nos lo ha facilitado, pero también experiencias nuevas como el turismo solidario, la cooperación con ONGs en el exterior y el hecho de tener amigos de otras nacionalidades que nos invitan a sus países lo han fomentado notablemente. Este tipo de viajeros se desplaza a su destino muy mentalizado, informado y concienciado de lo que va a conocer y, en muchas ocasiones, con un plan de estancia que incluye actividades muy concretas. Pero, a diferencia del tipo anterior, no limita su interés a un punto de vista de adquirir conocimientos o conocer un país, sino que durante su estancia pretende hacer todo lo posible por formar parte de él. Para ellos, las guías de viaje no tienen sentido, ya que su pretensión es formar parte directamente de lo que se describe en ellas.
Entre los tipos de viajeros, a éste se le pueden aplicar términos muy elogiosos: multicultural, de mentalidad abierta, implicado, voluntarioso, solidario… Pero en el punto de vista negativo, este tipo de viajero cae con más frecuencia de lo esperado en dos defectos: la ingenuidad y el cinismo. La ingenuidad, porque es muy difícil pensar que alguien puede convertirse en miembro de una sociedad con total conocimiento y participación en ella pocos días después de incorporarse a ella. Hay personas que, poniéndose un determinado atuendo, participando en una determinada festividad o sentándose a la mesa de una familia, sienten que ya son parte de aquella sociedad, cuando se trata en realidad de un proceso mucho más largo. Haciendo una analogía rápida y extrema, es como si pusiéramos a una japonesa una mantilla y la lleváramos a los toros. El cinismo, por otra parte, es un elemento bastante más desagradable y es desgraciadamente más visible en algunos viajeros solidarios. Se da en aquellas personas que han convivido en sociedades con graves carencias básicas y que alardean de haberlas compartido, pero sin pararse a pensar que ellos -por su condición de europeos ricos- siempre tenían garantizado a final del día techo, comida, asistencia médica e incluso algún lujo. Se da también en periodistas, como algunos de los que se desplazaron a Haití tras el terremoto de 2009.
Un calificativo: Multicultural
Destinos recomendados: la India es el principal: la comunicación -en inglés- es sencilla y la complejidad social es fascinante. La comunicación también facilita acudir a áreas de América Latina. Cuba es una opción interesante. Entre los países desarrollados, Estados Unidos. Japón resulta tan difícil como tentador para muchos.
Conclusiones
Una gran advertencia sobre esta clasificación: No es para siempre. Es más, lo lógico es que -dependiendo de nuestro momento vital, nuestras fuerzas, nuestras inquietudes y quien nos acompañe-, vayamos asumiendo uno u otro papel en cada uno de nuestros viajes. Lo más seguro es que nos sintamos más cómodos con uno de ellos, pero en algún momento de nuestras vidas asumiremos todos ellos.
Esta clasificación de los viajeros, en realidad, es más una reflexión que un elemento de utilidad. Pero sí que creo que puede ser útil a la hora de plantearnos realizar un viaje en compañía para ver si las personas que nos acompañan tienen los mismos intereses y se imaginan un recorrido similar al que nos hemos planteado. El hecho de que no coincidan no supone que el viaje vaya a ser un desastre, pero sí que puede indicarnos que los componentes del grupo tendrán que «negociar» las actividades, el espíritu del viaje y lo que se pretende conseguir si quieren que todo el grupo lo aproveche de la misma manera.
Con este artículo inauguramos una semana en la que queremos preguntarnos a nosotros mismos cómo somos al viajar. Mañana, miércoles, daremos una lista de preguntas que hacerse a uno mismo a la hora de preparar el viaje y concluiremos la trilogía el viernes con la lista de preguntas que hacerle a nuestros acompañantes antes de decidir emprender la aventura con ellos.
Comments are closed.