Es uno de los recuerdos más intensos de nuestro viaje a China y, también, una de las sensaciones más agobiantes que hemos vivido como viajeros. El hecho de tener que ir a comprar un billete a una de las grandes estaciones de tren en China, en nuestro caso en Pekín y en Xian, o tomar un tren en ellas, supone tener que enfrentarse a la masificación de viajeros y, muy frecuentemente, a serios problemas de comunicación. Las estaciones de tren de China son todo un desafío para la paciencia del turista.
El tema nos viene a la cabeza tras una conversación en Twitter (seguidnos en @voyainternet) con @tremendoviaje y @apuntesviajero, en la que estuvimos compartiendo experiencias sobre nuestro paso por China y Hong Kong. La verdad es que todas las guías y en todos los hoteles de nuestro viaje nos recomendáramos que acudiéramos a las estaciones de tren chinas con paciencia y tiempo suficiente, pero la realidad supera casi siempre la imagen mental que puedes crearte antes de llegar a ellas. Hay que gestionar muy bien la sensación de agobio y la paciencia para no sentirse sobrepasado por la situación, sobre todo a la hora de comprar los billetes, aunque también -en menor medida- a la de coger el tren.
Lo primero que destaca en las estaciones de tres en China es la enorme cantidad de personas que hay siempre en ellas, bien sea esperando a iniciar el viaje, o bien en la zona de las taquillas. Para albergarlas a todas, las principales estaciones de tren chinas cuentan con grandes vestíbulos, aunque también -en las horas de mayor circulación de trenes- es muy normal encontrarse con cientos de personas sentadas junto a sus equipajes en el exterior de la estacion. Las instalaciones de las estaciones, por norma general, son bastante dignas y están relativamente limpias para la cantidad de personas que transitan por ellas, si bien a veces escasean los espacios libres y los bancos en las salas de espera.
Comprar billetes en estaciones de tren en China
La experiencia en las taquillas de las estaciones de tren en China es, sin duda, la más agobiante. Las grandes estaciones de tren chinas disponen de decenas de ventanillas de venta de billetes que cuentan siempre con colas enormes. En las estaciones más concurridas o más turísticas -entre ellas en las principales de Pekín, Shanghai y Xian- existe siempre una ventanilla destinada al público extranjero (pero no exclusiva para ellos), en la que supuestamente se habla inglés. En realidad, la calidad de la comunicación dependerá al final mucho de la persona que ocupe la ventanilla. En muchas ocasiones, el barullo del vestíbulo y el mal inglés del vendedor hace que la comunicación sea prácticamente imposible. En ese caso, se impone en muchas ocasiones la solución típica en China: la libreta con el nombre del destino y la clase del billete en caracteres locales, copiada de una guía de viajes o escrita por el recepcionista del hotel.
Cuando los billetes de tren en China se compran con suficiente antelación -se recomienda con varios días en las rutas principales o más turísticas- o en épocas de poco movimiento, puede que no haya problemas. Los inconvenientes surgen cuando no quedan billetes en el tren o la clase elegida. En ese momento, el limitado inglés del taquillero o la presión de la enorme cola que tenemos detrás y que quiere comprar su billete cuanto antes puede convertirse en toda una bomba de relojería y acabar colocándonos en un tren mucho más lento o con peor calidad. Es frecuente en las rutas más turísticas durante los meses de verano o durante la época cercana al Año Nuevo chino, en la que todo el mundo viaja.
Uno de los peores casos que te puede ocurrir es que sólo queden billetes sin asiento, la clase que han traducido al inglés como «standing», y te vendan un billete -muy barato, eso sí- para que pases un viaje de 12 o 14 horas de pie en un tren en el que te tienes que buscar la vida para conseguir un lugar donde quedarte.
En estas circunstancias, se puede acudir también a la reventa de billetes en las estaciones de tren en China -que es otra auténtica locura-. En los vestíbulos de las estaciones chinas es frecuente encontrarse con personas con tacos de billetes de tren en la mano cerca de las taquillas a los que, si te entiendes con ellos, puedes comprarles billetes de los que ya no quedan para la venta pública pagando un precio extra. La comunicación es difícil, aunque lo más habitual es ignorarlos.
Más problemático es cuando intentas cambiar un billete y están detrás de ti intentando comprártelo (ya que esa es su forma principal de obtener billetes: comprándolos a los viajeros que van a cambiarlos a cambio de una menor penalización que en taquilla) intentando comunicarse contigo insistentemente, pero sólo en chino.
Las colas en las taquillas de las estaciones de tren de China, además de largas, suelen ser también motivo de incidentes, discusiones y problemas. Al parecer, esto ha evolucionado mucho en los últimos años, pero aún es habitual que haya personas que intenten colarse de algún modo. No es raro asistir a alguna discusión airada por este motivo.
Trenes en China
Una vez que se tiene el billete en nuestro poder, el hecho de coger el tren no es especialmente difícil, aunque sí puede estar algo masificado. Dependerá, en muchas ocasiones del tipo de billete que se tenga y la clase de plaza en el tren. Si se ha optado por alguna de las clases superiores, es habitual que las estaciones de tren de China dispongan de salas bien acondicionadas donde descansar hasta la salida del tren. En Xian, por ejemplo, las salas de espera de las clases más caras disponían de comodísimos sofás, tienda propia, televisión y llamadas personalizadas por megafonía. Muy cómodas, en resumen.
Sin embargo, la cosa cambia a la hora de tener uno de los billetes medios o más económicos de los trenes. En ese caso, habrá que esperar en vestíbulos masificados, intentando encontrar un hueco entre los bancos para sentarse entre centenares de personas cargadas de bultos que esperan el momento para embarcar en su tren.
En resumen, las estaciones de tren en China serán -posiblemente- la parte más agobiante de tu viaje. La multitud, la enormidad de los edificios y las situaciones de difícil comunicación te harán sentirte insignificante o desbordado en muchas ocasiones, especialmente cuando las circunstancias del viaje no sean las más cómodas o haya surgido alguna situación que no esperabas. Todo un desafío y una experiencia para el viajero independiente, pero también una opción que muchos hoteles dan la posibilidad de evitar encargándoles en su recepción la compra del billete con un recargo.
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