Durante nuestra reciente visita a Baena tuvimos la oportunidad de descubrir el patrimonio arqueológico e histórico de la localidad, para lo que tuvimos como punto principal de nuestro viaje el yacimiento arqueológico de Torreparedones, al que se llega desde Baena atravesando unos 25 kilómetros de pequeñas lomas llenas de olivos.
El yacimiento de Torreparedones abrió sus puertas a las visitas en enero de 2011 y en él se siguen desarrollando trabajos de prospección, ya que sólo se ha trabajado, por el momento, en una pequeña parte de su extensión. En él podemos encontrarnos con restos de tres etapas históricas diferentes: la ibérica, la romana y la medieval, en un entorno natural privilegiado con excelentes vistas de los campos de olivos.
Uno de los grandes puntos positivos de la visita a Torreparedones es su situación, alejada de cualquier nucleo urbano. Esto ha facilitado, por una parte, que su patrimonio no se haya visto afectado por el crecimiento de ciudades o pueblos en sus proximidades y, por otra, que esté rodeada de un muy bonito entorno natural, como se puede apreciar desde la Atalaya de la Campiña, el punto más alto del yacimiento, situado junto al Castillo Medieval.
El periodo ibérico en Torreparedones
En la entrada del Yacimiento podemos encontrarnos la Puerta Oriental, construida en el periodo ibérico- aproximadamente en el año 600 antes de Cristo- y utilizada también en el periodo romano. Es cierto que es imposible que restos de tanta antigüedad se conserven sin daños durante tanto tiempo, pero el proceso de reconstrucción nos permite obtener una imagen bastante fiable de lo que podría ser este lugar en otros periodos de la historia.
Nuestra siguiente parada fue en el santuario ibérico, que data del siglo III antes de Cristo y, por lo que aseguran los expertos, resulta especialmente importante para conocer la religión de los habitantes de la península en ese periodo, del que tampoco se conocen muchos detalles.
El santuario no es especialmente grande. Se trata de una rampa de acceso que da a un cubículo pequeño donde se encontraba la representación de la divinidad en forma de betilo (similar a una columna). Durante los trabajos de excavación aparecieron cerca de 350 exvotos de la época. De algunos de ellos podemos ver réplicas en el santuario y los originales en el Museo Municipal.
Los exvotos son pequeñas representaciones humanas o de partes del cuerpo que se entregaban como ofrendas a la divinidad para pedir alguna curación. Podemos encontrarnos con figuras humanas con el vientre hinchado -posiblemente relevantes a la fertilidad- o, muy frecuentemente, representaciones de piernas o pies, por lo que se piensa que se pedían curación para estos miembros. Parece ser que a este santuario se le atribuían propiedades curativas, por lo que a él acudían los habitantes de la cercana ciudad.
La ciudad romana y el castillo medieval
Tras la visita al santuario ibérico, fue el turno de acercarnos a los restos de la ciudad romana que hay en el yacimiento. Para mí, que no soy un experto, fue la parte más llamativa de la visita. No se conoce con exactitud el nombre de la ciudad romana que se ubicaba en Torreparedones -aunque se especual con que pudiera ser Ituci o Bursavo-, pero lo cierto es que conserva muy bien restos de lo que fue su Foro y su mercado.
Allí nos encontramos con lo que era la parte central de una ciudad romana, rodeada de columnas y con una serie de estatuas de la época, alrededor de la cual podemos encontrarnos con la estructura y la parte baja de los edificios que lo rodeaban, entre ellos doce tabernae o tiendas que componían el mercado. Es curioso poder ver la estructura de la plaza y también lo es la inscripción que tiene en su centro, donde consta el nombre de la persona que sufragó su construcción.
Finalizamos la visita en el castillo medieval, en lo más alto del yacimiento arqueológico, con las grandes vistas desde la ya citada Atalaya de la Campiña antes de volver hacia el centro de visitantes y poder ver un mausoleo recién descubierto y en el que aún se trabaja. Son las ventajas de poder visitar un yacimiento del que apenas se ha explorado una mínima parte.
Para quien quiera tener más detalles históricos, culturales o arqueológicos de los restos de Torreparedones os remito al catedrático Antonio Piñero, todo un experto que nos acompañó en este viaje y publicó sus impresiones sobre el mismo en este artículo de su blog.
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