Acabamos esta semana que hemos dedicado a reflexionar sobre viajes y viajeros con un artículo complementario al del pasado miércoles. Aquel día, os presentábamos un pequeño cuestionario que debíamos hacernos antes de viajar para saber si realmente podíamos aprovechar el máximo al viaje. Hoy toca un cuestionario similar, pero que podemos hacerle a nuestros compañeros de viaje para saber si sus intereses van a ser compatibles con los nuestros.
Una de las razones más habituales por las que los viajes pueden estropearse es por roces en la convivencia con nuestros compañeros. Y es que los viajes suelen intensificar la convivencia y las sensaciones y sentimientos que ésta genera se intensifican o transforman en situaciones fuera de lo habitual, como es salir del entorno habitual. Así que, al viajar acompañado hay que tener en cuenta que es muy posible que haya que gestionar conflictos de intereses en algún momento, en lo que es en realidad una negociación improvisada. Por lo general, se negocia bien cuando hay buena voluntad y personas flexibles, pero la mala resolución de estas situaciones puede provocar serios problemas en el grupo. Además, cuanto más grande es el grupo, mayor es la posibilidad de encontrar intereses enfrentados y que éste se divida en bandos.
En el lado contrario están aquellas relaciones que iniciamos en los viajes con personas que nos parecen excepcionalmente afines, pero que posteriormente- en el entorno habitual- decepcionan por mostrarnos una cara diferente a las impresiones que nos hemos llevado durante el viaje.
Un buen ejercicio para ver si somos compatibles con otros viajeros es hacerles las siguientes preguntas antes de emprender el viaje. Puede parecer extremo o desconfiado, pero realmente sirven para evitar muchos malentendidos.
Estas son las preguntas que os sugerimos:
1.- ¿Te apetece y estás con fuerzas y ánimos para viajar?
El otro día hablábamos de quienes podían arrastrarnos a un viaje sin que nosotros tuviéramos muchas ganas. Pues bien, hoy tenemos que pensar en que nosotros también podemos arrastrar con nuestro entusiasmo a personas que no están preparadas para viajar. Por eso hay que dejar reflexionar a nuestro compañero y que piense y exprese si el viaje le apetece o está en el mejor momento para hacerlo. Hay personas que acaban presionando porque quieren tener una determinada compañía, no quieren viajar solas o, simplemente, porque están sobremotivadas. Pero las consecuencias de llevar un compañero de viaje que realmente no tiene ganas de viajar en ese momento son duras. Por una parte, frenará nuestro entusiasmo y ralentizará nuestras visitas y, por otra, al no estar al 100% de ánimo y ganas es más proclive a protestar y a generar conflictos. Si nuestros compañeros de viaje no comparten la misma ilusión que nosotros, es mejor cambiar de compañeros, ir solo o esperar a otro momento más propicio.
2.- ¿Quieres ir a ese destino?
A la hora de emprender un viaje en pareja o en grupo, hay que decidir el destino. En muchas ocasiones, las preferencias no coinciden y las partes tienen que ceder o presentar soluciones alternativas. Depende de la flexibilidad de los viajeros. Mi consejo es que, si tienes muy claro que quieres ir a un destino concreto, busques un grupo de viajeros receptivo y motivado con ese destino, independientemente de que sean las personas con quien más quieras viajar en ese momento. Si lo que de verdad importa es la compañía más que el destino, es mejor que los viajeros tengan claro qué destinos rechazan, no quieren o ya han visitado para poder plantear una lista de posibles viajes y encontrar uno de consenso.
3.- ¿Te vienen bien estas fechas para hacerlo?
Suele ser la pregunta más fácil de realizar, ya que todos damos por hecho que tenemos agendas complicadas y las posibilidades de viajes nos vienen determinadas por nuestras obligaciones de trabajo o estudio. Aun así, cuando atañen al tema personal, parece más complicado decir que no. Pregunta a tus compañeros de viaje si realmente es un tiempo libre de compromisos familiares, personales o laborales y si va a ser capaz de desconectar de determinadas situaciones y poder dedicarse totalmente a disfrutar del viaje. No es bueno viajar con una persona que tiene la cabeza en otro sitio. Así será difícil llegar a conectar bien con los pensamientos y las conversaciones del otro viajero y, además, en muchas ocasiones no estará preparado, por tiempo o ganas, para organizar u ocuparse de la parte logística que debiera corresponderle en el viaje. Y, por nuestra parte, también tenemos que ser responsables. Si alguien nos expresa serias dudas sobre la conveniencia del momento, es mejor no presionarle y plantear otras fechas alternativas o, en el peor de los casos, buscar otra compañía.
4.- ¿Tu situación económica te permite hacer este viaje?
Una cuestión fundamental, ya que las diferencias económicas entre los viajeros pueden provocar situaciones muy delicadas a la hora de elegir las opciones en el transcurso del viaje. Si viajamos con alguien, tenemos que estar seguros de que disponemos de una situación económica y unas pretensiones de gastos similares. Viajar con alguien que tiene un presupuesto más holgado que nosotros supondrá que él no pueda disfrutar al máximo de las posibilidades de ese presupuesto y tenga que ajustar por lo bajo sus estándares de comida y alojamiento hasta nuestro nivel, lo que genera frustración o que nos obligue a un esfuerzo económico para el que no estábamos preparados. Por otra parte, viajar con alguien que tiene un presupuesto más reducido supone lo mismo, pero estando nosotros en la situación contraria. En este caso, el término medio tampoco suele ser la solución. Es más, lo más probable es que si se llega a un acuerdo para que uno gaste menos de lo previsto y el otro más, ninguna de las dos partes quede satisfecha. Así que, lo mejor antes de decidir viajar con una persona en concreto es poner en claro lo que aspiráis, el presupuesto aproximado del que disponéis y el tipo de alojamiento o vida que queréis llevar en el destino. Si hay mucha diferencia, es mejor que busquéis otro compañero.
5.- ¿Quieres viajar conmigo?
Esta es difícil de hacer y la inmensa mayoría de la gente a la que se la hagamos nos dirá que sí. Desgraciadamente, en algunas ocasiones será por compromiso y en el fondo no se sentirá compatible o preferirá estar con otras personas. Esto es especialmente habitual en alguna parejas, aunque también se da en amigos muy cercanos. Por una parte, puede venir por la necesidad de tomarse un respiro y estar con gente diferente de la que estamos habituados, pero -por otra- podemos darnos cuenta de que con algunos de nuestros amigos nuestro carácter no es compatible a la hora de convivir o no nos resulta sencillo tomar decisiones en común. El que una persona sea un buen amigo o nuestra pareja no significa que tenga que ser también necesariamente un buen compañero de viaje y no tenemos que sentirnos culpables por ello. Simplemente se trata de una diferencia de gustos y carácter, que cuando se reconoce, se admite y se tolera sirve para fortalecer la amistad. Hay que aceptar que gente muy próxima puede no querer viajar con nosotros y, en ese caso, hay que animarles a que lo expresen.
Como en el artículo anterior, cerramos el cuestionario con una cuestión general definitiva que hacer a nuestro compañero de viaje, una vez que ha reflexionado sobre los puntos anteriores:
¿Realmente quieres y puedes emprender este viaje en estas condiciones?
Y, a ésta, añado una reflexión que ya ha aparecido en el punto 5 y que creo que, si la aceptamos, puede librarnos de algún dilema moral y de algún conflicto en los viajes futuros:
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