Hace unos días, nuestros amigos de Pepetravel.com en colaboración con Turismo Madrid, nos lanzaron el reto de sugeriros una ruta por la Comunidad de Madrid que destacáramos por cultura, gastronomía, compras y ocio nocturno. Hemos recogido el guante y, para ello, os presentamos una bonita excursión que recorre el norte de la Comunidad hasta acabar en pleno centro de la capital, fácil de hacer tanto en vehículo particular como en transporte público. En ella, descubriremos algunos de los secretos mejor escondidos de la zona del Lozoya para atardecer en la vida comercial y nocturna del área metropolitana.
Como nos gusta utilizar el transporte público, comenzaremos nuestro viaje en el intercambiador de Plaza de Castilla, donde tomaremos el autobús 191 con dirección a Buitrago del Lozoya, el pueblo más importante del Valle del Lozoya, una de las zonas con mayor atractivo natural de la Comunidad de Madrid, situada en plena Sierra Norte y rodeada de pantanos y embalses como el de El Atazar, uno de los que más agua aporta a la red de consumo del área metropolitana de Madrid.
Para llegar hasta allí, el autobús recorre la Nacional 1 atravesando las densas áreas metropolitanas de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes y encontrándose en su camino hacia el norte con pueblos que a cada kilómetro son más pequeños y tienen cada vez más encanto serrano. Pasamos así por localidades como San Agustín de Guadalix, El Molar, La Cabrera o Lozoyuela antes de llegar a nuestro destino en Buitrago del Lozoya.
La cultura: El Museo de Picasso en Buitrago de Lozoya
Buitrago y sus alrededores son conocidos, principalmente, por su gran patrimonio natural. La proximidad de las montañas hacen que todo el Valle del Lozoya sea un lugar conocido por sus bosques, sus paisajes y los paisajes de agua, con sus pequeños ríos, arroyos y-sobre todo- todos los embalses que la rodean como los de Río Sequillo, Puentes Viejas, El Villar o, un poco más alejados, El Atazar y Pinilla. Además, a pocos kilómetros hacia el norte se encuentra el espectacular Hayedo de Montejo de la Sierra, que es una de las principales atracciones naturales de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, y pese a la atracción de la naturaleza, el principal motivo que tenemos hoy para disfrutar del pueblo es el cultural, ya que queremos descubriros como una localidad muy pequeña puede presumir de disponer de un museo con obras de un artista de talla mundial como Pablo Picasso.
La historia de este museo tan relevante en una localidad tan pequeña es una muestra de las vueltas que da la vida de vez en cuando y tiene su origen en la amistad entre el famoso pintor y su barbero durante muchísimos años, Eugenio Arias- natural de Buitrago-, quienes coincidieron en su exilio de París. Durante 26 años, Arias fue guardando y recopilando obras de todo tipo de Picasso, que a su muerte fueron cedidas a la Diputación Provincial de Madrid, que decidió exponerlas en su pueblo natal.
Es un museo pequeño, que cuenta apenas con 65 obras de Picasso entre cerámicas, carteles, dibujos y otros elementos, pero en el que se puede indagar en la vida y los pensamientos del artista en su exilio y profundizar en su figura con la biblioteca temática instalada en él. Muchas de las obras están centradas en el mundo de los toros, que era una pasión que ambos compartían.
Podemos completar el recorrido por Buitrago con una pequeña visita a su castillo.
La gastronomía: Manjirón, sus setas y algún pequeño descubrimiento asiático
Una de las cosas que más me gusta de la zona norte de la Comunidad de Madrid es que, a apenas una hora de todo el bullicio de la capital, puedes encontrar vida rural y pueblos diminutos como Madarcos- a apenas 12 kilómetros de Buitrago- que, con 49 habitantes (según Wikipedia), es el municipio más pequeño de toda la región. Son pueblos sin edificios, con casas bajas, sin ruido, rodeados de naturaleza y con muy poca gente que coincide en uno o dos bares y una tienda, que poco más suelen tener.
Para continuar la ruta, podíamos habernos quedado en pueblos como Puentes Viejas, Cervera de Buitrago, Cinco Villas o Prádena del Rincón, pero nos hemos quedado con Manjirón, una pequeña localidad junto al Embalse del Villar y no lejos del Embalse del Atazar, rodeada de montes y bonitos paisajes, que en los últimos años ha visto cómo ha crecido el turismo rural que busca la máxima tranquilidad.
Manjirón es todo un pueblo rural tradicional dentro de una región urbana como es Madrid. Casi todas las casas del pueblo se agrupan alrededor de 500 metros de carretera y dos o tres calles paralelas. Tiene una plaza del pueblo donde para el diminuto microbús verde que hace tres o cuatro viajes al día hasta Buitrago para comunicarla con el resto del Mundo, en la que también están la iglesia del pueblo y un agradable y bien surtido restaurante. Poco más en lo que se refiere a vida urbana.
Uno de los grandes atractivos de Manjirón, así como de toda la zona, es que en el otoño es todo un paraíso para los amantes de las setas. La humedad de las lluvias de la estación permite que los bosques que rodean este pueblo y todos los de los alrededores sean una de las zonas más populares para recolectar estos pequeños manjares. Tanto los locales como muchos excursionistas, acuden a esta zona a disfrutar de un buen día de campo y a disfrutar de la gran cantidad y variedad de setas de la comarca.
Y, por si fuera poco el ambiente rural y las setas, Manjirón nos guarda una pequeña joyita gastronómica escondida: el fantástico restaurante de los alojamientos rurales Saika Rural, en los que se pueden degustar excelentes platos de cocina internacional, pero que tiene como especialidad fundamental la cocina asiática en general, y la japonesa más en particular. Eso sí, hay que contactar con Juan, su propietario, por anticipado, ya que sólo abren el restaurante por encargo durante la mayor parte del año. Un pequeño diamante escondido.
De compras: Alegra y Plaza Norte, San Sebastián de los Reyes
Continuamos la ruta, ya al atardecer, y emprendemos el camino de regreso a Madrid. No obstante, antes de llegar a la capital, nos quedaremos en San Sebastián de los Reyes para mimarnos un poco y hacernos algún pequeño regalo antes de volver a casa. Para ello, nos quedamos en el norte de la ciudad, en el centro comercial Alegra, donde podremos disfrutar de unas horas de tiendas.
He de reconocer que no soy muy fanático de los grandes centros comerciales de las afueras de Madrid -tradicionalmente impersonales y masificados-, pero éste tiene algo que lo hace diferente. Sí, es cierto, como muchos otros dispone de una gran superficie comercial, una megatienda de imagen, sonido y electrónica y el popular hipermercado de material y ropa deportiva. Pero aquí hay algo que lo hace diferente y más atractivo: el outlet Factory.
Factory es un gran almacén formado por muchas tiendas pequeñas de diferentes marcas. La mayor parte de ellas, evidentemente, son de moda, pero no es extraño tampoco encontrarse con alguna que otra dedicada al menaje del hogar o a artículos deportivos. Muchas de las grandes marcas y grupos de moda– desde Adidas hasta Cortfiel, pasando por Boss, Camper o Massimo Dutti- están presentes en él, lo que permite disfrutar de una gran variedad de artículos. Además, el concepto outlet hace que en gran parte de la tienda puedan encontrarse ofertas más que interesantes.
Alegra es también un centro de ocio muy interesante para niños y mayores, ya que en él se encuentra ubicado el original concepto de Micropolix, la representación de una ciudad enfocada a los niños. Mientras ellos la disfrutan, los padres pueden disfrutar de una bebida en alguna de las terrazas del exterior.
Por si esa visita no ha sido suficiente, a un par de kilómetros del Alegra aparece otro de los grandes centros comerciales de San Sebastián de los Reyes, el Plaza Norte. A su alrededor, se apiñan las grandes cadenas de tiendas encabezadas por el gran almacén de muebles de origen sueco que todos conocemos, pero cuando entramos en su edificio principal nos sorprende la decoración de los pasillos y la animada vida que concentra. Especialmente pintoresca es su cúpula, que se ve desde buena parte de la zona norte del área metropolitana de Madrid.
Vida nocturna: Muchas opciones en La Latina
De vuelta a la capital, y después de una ruta tan completa, quizá sea mejor una cena a base de tapas y raciones en un ambiente más tranquilo, que una desatada noche de discotecas. Para ello, el barrio de La Latina es una de las mejores opciones de todo Madrid. Para llegar hasta allí, podemos empezar caminando desde la Plaza Mayor y, según nuestros gustos, comenzar la noche con tapas en uno u otro lugar de la Cava de San Miguel.
Podemos decantarnos por probar la primera en el renovado Mercado de San Miguel, con aspiraciones gourmet y precios algo más elevados, o bajar un poco más por la calle para disfrutar de mesones más tradicionales, como el de la Tortilla o el del Champiñón o, ya casi llegando a Puerta Cerrada y a la Cava Baja, la excelente cerveza lituana de la Taberna Svyturys o el mundo kitsch del barato Mesón del Rey Pimiento.
Ya en la Cava Baja, hasta llegar al centro de La Latina, tenemos restaurantes, lugares de tapeo y pequeños bares para tomar las primeras copas de la noche para cansarnos. Es cuestión de elegir uno y disfrutar lo que nos puede ofrecer antes de pasar al siguiente.
Yo creo que a esas horas prefiero algo más tranquilo y, sobre todo en verano, me desplazo hacia la paralela Calle del Nuncio para disfrutar de la terraza del Café del Nuncio que, a mi juicio, es la que tiene más encanto de todo Madrid, con sus escalinatas sobre la calle Segovia.
Y, para quien quiera y tenga fuerzas para rematar la noche, dos opciones por la zona: Para empezar la madrugada, la música ochentera española del escondido y peculiar Typical Spanish, en la Calle Calatrava. Para acabarla, el Berlín Cabaret, en la Costanilla de San Pedro, donde se puede bailar hasta primeras horas de la mañana.
buah, curradísima, no me extraña que ganases… bien merecido 😉
saludos!