Seattle tiene fama en el mundo de ciudad joven. alternativa, algo bohemia y muy ligada a la música. Mucho tienen que ver en ello cantantes y bandas nacidas musicalmente en la ciudad –con Nirvana o Jimmy Hendrix a la cabeza-, pero que haya un museo tan divertido y dinámico como el EMP Museum de Seattle no hace sino reforzar la idea.
El EMP Museum de Seattle es la cara más moderna de la zona de la Exposición Mundial de 1962. Está justo al lado de el popular mirador Space Needle y el monorrail atraviesa parte de su fachada. En realidad, su modernísimo edificio a base de planchas y formas onduladas de colores data de principios de este siglo y tiene la firma de Frank Gehry. Las malas lenguas cuentan que el arquitecto se inspiró en una guitarra destrozada para elaborar los planos.
El EMP Museum de Seattle se define como un museo de rock, ciencia ficción y cultura popular. Y, la verdad, a mí no me dejó indiferente su visita en ninguno de estos tres apartados. Quizá la colección permanente no sea la más importante del mundo, pero las exposiciones temporales con las que coincidí –en marzo de 2012- estuvieron tremendamente bien preparadas.
Nirvana y Jimmy Hendrix
La parte del EMP Museum de Seattle dedicada a la música hará las delicias de los fans, especialmente de aquellos que tienen especial fijación por grupos o cantantes locales como Nirvana o Jimmy Hendrix. Concretamente, en el momento de nuestra visita había una exposición temporal que con el título de “Nirvana: acercando el punk a las masas”, conservaba innumerables recuerdos del grupo: desde prendas de ropa que utilizó Kurt Cobain, hasta la primera maqueta del grupo, pasando por discos, entradas de concierto y otra parafernalia –colecciones de artículos raros del líder de la banda incluida-.
Es más, los fans de este grupo –que puso a la ciudad de Seattle como una de las referencias mundiales de la música de los años 90- disponen de un confesionario especial para narrar al mundo su “Experiencia Nirvana”, para que luego sea proyectada en una pantalla gigante mientras te sientas en un sofá y escuchas su discografía en un iPad preparado para la ocasión.
Para Jimmy Hendrix, que se crió en la zona, hay también una sala propia en el EMP Museum de Seattle con su cronología, sus influencias, referencias a la época en que vivió y, por supuesto, algunos recuerdos personales. Desde un traje multicolor que llevó en algunos de sus conciertos hasta los restos de algunas de sus guitarras destrozadas.
Aunque sea un museo con un espectro de contenidos muy amplio, en realidad es la música la que se lleva la mayor parte de las atenciones. Con algunas curiosidades pequeñas- como un guante que usó Michael Jackson en algunos de sus espectáculos- o de dimensiones algo mayores, como la columna de instrumentos musicales de varios metros de altura, especialmente guitarras, que preside uno de los patios centrales.
Es sensacional, también, la galería del EMP Museum de Seattle dedicada a la historia y la evolución de las guitarras, con muchísimos modelos diferentes de diferentes siglos y procedencias. Visita recomendadísima para los fans de la música en general y para quienes toquen la guitarra en particular.
Pero la parte más divertida del EMP Museum de Seattle para los aficionados de todas las edades es, sin duda, la ubicada en la planta superior, donde los aficionados tienen a su disposición instrumentos musicales para perfeccionarse o tener un primer contacto gracias a un sistema de tutoriales electrónicos. Así, tenemos a nuestra disposición teclado, guitarra, bajo o percusión capaces de sacar a novatos como yo un acorde del “Louie, Louie” en la guitarra o hacer un acompañamiento virtual en el teclado al “You really got me” de los Kinks.
Por si eso fuera poco, tenemos también la posibilidad de probarnos también en otros aspectos técnicos como la producción, las mezclas o la voz e, incluso, de interactuar con otros visitantes.
Ciencia Ficción
Además del rock, otro de los puntos importantes del EMP Museum de Seattle es el de la ciencia ficción. En nuestra visita, sobre todo, fueron las exposiciones temporales las que marcaron la diferencia. Coincidimos con dos: una sobre Battlestar Galactica, con naves, trajes y otra parafernalia y otra especialmente interesante sobre Avatar, con vídeos ilustrativos sobre el proceso de creación de la película, objetos utilizados en ella e, incluso, la posibilidad de que los visitantes reprodujeran alguna escena de la película por sí mismos, viendo convertidos sus movimientos en animación con las mismas técnicas originales que se utilizaron en la producción.
Quedó para el final la última y más curiosa sorpresa del EMP Museum de Seattle. En los sótanos del museo se encuentra una galería dedicada a las películas de terror que resulta todo un centro de documentación histórico sobre la evolución de este tipo de obras que recopila referencias a todos los clásicos del género. Desde los más antiguos, como el Gabinete del Doctor Caligari, King Kong o Frankestein, hasta otros más modernos como Saw, pasando por clásicos como Psicosis, Los Pájaros, Alien o La Matanza de Texas.
En la muestra podemos encontrarnos curiosidades como el machete y la máscara utilizados en Viernes 13, el guante de Freddie Krueger en Pesadilla en Elm Street, réplicas de Alien o de los Critters o una divertidísima tipología de las amenazas más frecuentes. Claro está, todo ello aderezado con una serie de documentales y proyecciones con lo mejor del género y entrevistas con expertos en la materia.
Y, para que dejes tu huella también en esta sección, otro confesionario donde entras… a gritar. Te escanea la mano y según el resultado te pide que des un grito de ataque o de miedo y que grites con todas tus fuerzas. Y, como si fuera un fotomatón, toma cuatro fotos de tu grito para que elijas la que más te guste y las pueda poner en unas pantallas que están justo a la entrada de la galería… y si te gustan mucho, para que las suban también a Internet, donde puedes encontrártelas en esta divertidísima galería de Flickr.
Se puede completar la experiencia friki llegando al Museo en monorrail desde el centro de la ciudad. El monorraíl debía ser una gran experiencia en la Feria Mundial de 1962, pero hoy su apariencia y su utilidad están bastante desfasados. Sea como sea, no deja de ser un paseo agradable –cortito y prescindible, pero agradable al fin y al cabo-.
Una visita muy recomendable que, como te involucres demasiado, puede hacer que se te pasen las horas muy rápidamente.
Y es que hay museos que emocionan, otros que te dejan absorto, otros que abruman por la cantidad de sus fondos, otros que te dejan indiferente e, incluso, algunos que decepcionan. Pero lo que yo puedo decir del EMP Museum de Seattle es que me ha resultado uno de los más divertidos que he visitado últimamente y que he salido con la sonrisa en la boca y convencido de que podría haberme quedado un rato más, aunque sólo fuera ojeando libros de la tienda de regalos con titulares tan sugerentes como “¿Qué haría McGyver en esta situación?”, la guía de conversación sonora para hablar el idioma de Chewbacca o la enorme sala vacía donde estaban proyectando todo el día que lo visité actuaciones célebres de Jimmy Hendrix.
La entrada cuesta 20 dólares (marzo de 2012) y, si bien parece un poco cara, en mi caso la di por bien amortizada.
Comments are closed.