Es verdad que, en Hiroshima, el recuerdo de la bomba atómica eclipsa todo lo demás en la ciudad, pero eso no quiere decir que sea lo único que puede llamarnos la atención. La ciudad, moderna y agradable, y especialmente la vecina isla de Miyajima son lugares muy visitados por los turistas.
Llegamos a Hiroshima desde Kyoto en un Shinkansen, en un viaje rápido y cómodo con un tren incluido dentro de nuestro Japan Rail Pass. Me consta que es difícil encontrar combinaciones directas de los trenes permitidos con este pase entre Tokio e Hiroshima (hay que pagar un suplemento por determinados tipos de trenes), pero sí que es relativamente sencillo encontrar una conexión entre trenes si se hace transbordo en Kyoto u Osaka. No compensa pagar el suplemento de un tren directo. Las frecuencias de trenes entre Osaka, Kyoto y Tokio son lo suficientemente amplias como para que los transbordos sean muy breves.
El pronóstico del tiempo nos daba lluvias para el día siguiente, así que decidimos adelantar todo lo posible la excursión a Miyajima que es, al fin y al cabo, un paraje natural donde la protección contra la lluvia no es especialmente abundante.
El tiempo en Japón en el mes de noviembre nos sorprendió agradablemente. Es cierto que tuvimos bastantes días con cielos grises y una alta humedad en las ciudades de costa, pero la temperatura media fue bastante agradable y varios días prescindimos incluso de las chaquetas de abrigo.
Transporte público en Hiroshima
Lo mejor para moverse por Hiroshima es el tranvía. A diferencia de Tokio o de Kyoto, donde las distancias nos resultaron en la realidad mucho mayores de lo que parecían en el mapa, Hiroshima es bastante más reducida y manejable para caminar, especialmente si nos alojamos en el centro de la ciudad. Del Parque de la Paz a la peatonal calle Hondori hay apenas unos cientos de metros y, desde allí, también se puede ir caminando al castillo de Hiroshima en pocos minutos.
Los tranvías son muy útiles, eso sí, para ir a la estación de ferrocarril o a los puertos. Hay un abono diario para el tranvía por un precio razonable, pero en nuestro caso no nos compensó. Para quien no lleve el Japan Rail Pass y quiera visitar Miyajima, sí que puede ser más interesante hacerse con un pase de transportes diario que incluye la red de tranvías y el barco a la isla. Quienes lo tengan, tienen una opción gratuita combinando el tren y un barco de la JR que sale desde las afueras de la ciudad.
Nos alojamos en el Reino Inn Hiroshima Peace, un hotel-albergue sencillo, pero confortable y extraordinariamente bien ubicado, lo que nos permitió llegar muy fácilmente en el tranvía desde la estación de ferrocarril y movernos a pie por todo el centro de la ciudad.
Hiroshima actual: Ciudad de amplias avenidas
Hiroshima es una ciudad moderna a su pesar. En el Museo de la Paz vimos cómo la ciudad se había reconstruido tras la explosión de la bomba atómica con avenidas que parecían demasiado grandes para la época, pero que han resultado una auténtica ventaja en el futuro. Avenidas amplias, con espacio para el tráfico y los tranvías y amplias aceras, que facilitan el tránsito en una ciudad muy llana. Quizá en algunos lugares el espacio para los coches parezca demasiado amplio y bajar por los pasos de peatones subterráneos sea un poco frío, pero la ciudad no deja de ser cómoda para pasear.
La excepción llega en Hondori, la calle comercial por excelencia de la ciudad. Estrecha, cubierta y peatonal, concentra en casi un kilómetro pueba parte de la vida comercial de Hiroshima, con pequeños comercios en sus primeros tramos que acaban convirtiéndose en los grandes almacenes más populares de la ciudad en su parte final.
De la Hiroshima antigua sólo se ha reconstruido el Castillo, con sus jardines vecinos. Realmente, no es un castillo muy diferente de los que hay en otras zonas de Japón y, al estar reconstruido, ni siquiera puede presumir de antigüedad. Desde lo alto, se contemplan también buenas vistas de la ciudad, aunque los edificios modernos hacen que la zona más interesante –la del Parque de la Paz- haya quedado tapada. Quizá para compensarlo alberga en su interior una curiosa exposición sobre la vida y la figura de los samurais donde el visitante puede, incluso, hacerse fotografías con una armadura y casco o con trajes de época de forma gratuita.
La visita a Hiroshima se completa con los Jardines Shukkeien y su entorno tranquilo, a unos 10 minutos a pie del Castillo. No deja de ser un jardín más similar a muchos otros que nos hemos encontrado en Japón, pero si tenemos suerte de coincidir con alguna ceremonia del té podremos vivir una nueva experiencia original. Nosotros, desgraciadamente, no la tuvimos.
Así transcurrieron nuestros dos días en Hiroshima, con el regusto agridulce de combinar la experiencia histórica de la bomba atómica que narrábamos con detalle en nuestro artículo anterior y las experiencias de la bonita excursión a Miyajima y el descubrimiento de los okonomiyakis.
Okonomiyakis de Hiroshima
En Hiroshima hicimos también uno de los descubrimientos gastronómicos de nuestro viaje a Japón: los okonomiyaki. Los okonomiyaki son una especialidad local de Hiroshima, aunque relativamente frecuente de encontrar también en otras partes de Japón. Son una mezcla de comida rápida y plato japonés difíciles de definir, ya que aunque los fideos son el ingrediente más importante, tiene también ciertas semejanzas con los crepes o las pizzas.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=VDe10M6aHU4[/youtube]
El mejor sitio para disfrutar de los Okonomiyakis en Hiroshima son algunos edificios que albergan en su interior pequeños restaurantes unos pegados a otros para seis o siete comensales. Okonomimura, al final de la calle peatonal Hondori, es el más representativo. El plato se prepara y se come sobre una plancha que hace las veces de mostrador con una especie de espátula para cortar y palillos. No es especialmente caro.
El Okonomiyaki consiste en una base de masa caliente fina, como si fuera una tortita, que se pone en la parrilla-barra y a la que se le añaden fideos y repollo para crear el plato básico al que se van añadiendo huevo, salsas y una serie de ingredientes añadidos al gusto del consumidor.
Continua el viaje a Japón – Nara: Historias de cervatillos y un templo inolvidable.
Konichiwa! Un artículo muy bien planteado sobre uno de los lugares más sorprendentes de Japón! Tuvista la oportunidad de dormir en un ryokan? En Miyajima los hay muy tradicionales porque es un lugar de vacaciones muy habitual entre los japoneses… Antes de cenar, es muy habitual verles dando una vuelta con las yukatas! Y, cierto! Los okonomiyakis son un descubrimiento fantástico… No sólo de sushi viven en Japón! 😉