Las Vegas es un clásico de los viajes vacacionales, sobre todo en Estados Unidos, donde millones de personas la ven como el sinónimo de diversión, escape de la rutina y la ciudad donde todo puede pasar. En Europa, sin embargo, donde el juego de azar ha tenido siempre un sentido algo elitista -basta con pensar en casinos reputados como el de Montecarlo- puede chocar que mesas de juego y casinos estén abarrotadas por turistas de clase media, pero no por ello deja de ser un ambiente curioso e insólito para los que la visitamos.
Las Vegas es, básicamente, una ciudad artificial ubicada en mitad del desierto de Nevada, pensada únicamente alrededor de la industria del juego y el ocio nocturno. Estas características nos dan, por tanto, una ciudad extremadamente calurosa, plagada de hoteles y casinos en cuyo interior se concentra la vida de la ciudad, repleta de personas que están de paso, de turismo, de feria o de convención (es uno de los principales destinos de Estados Unidos para este tipo de eventos) y con escenas, paisajes, edificios y monumentos insólitos en otras ciudades del mundo que estén fuera del circuito del juego. Dentro de las calificaciones personales que se le han dado a estos últimos he escuchado calificativos que van desde el «impresionante» hasta el «hortera».
En realidad, fuera del juego o la fiesta nocturna, el único atractivo turístico que podemos encontrar en la ciudad de Las Vegas es tomarla como punto de partida para hacer una excursión al Gran Cañón del Colorado, lo que -bien es cierto- tampoco es algo que haya que despreciar, ni mucho menos.
Las Vegas: La ciudad del mundo donde el dinero se va más rápido
Las Vegas es una ciudad pensada para el gasto y el despilfarro. En pocos lugares del mundo puede irse el dinero tan rápido y, por lo general, en ningún otro se ve tanto dinero cambiando de manos en tan poco tiempo. Algunos ganan, como es leyenda, pero la mayoría acaba perdiendo la mayor parte de su presupuesto, como es tradición. No obstante, hay que reconocer que muchos de los turistas estadounidenses que visitan la ciudad- de toda clase y condición social, ya que el tipo de público que la visita es muy abierto y variado- da por asumido que va a perder una cantidad en las mesas de juego y que va a gastarse otra cantidad importante en comida, bebida o espectáculos.
En resumen, Las Vegas es un lugar para ir a jugar dinero. Si no se va con ganas de jugar, se queda, simplemente, en un experimento científico en el que observar a gente jugarse cientos de dólares en pocos minutos o a preguntarse cómo es posible que en mitad del desierto haya surgido tal cantidad de edificios que no repararan en luces, potentes aires acondicionados, suelos de mármol, lámparas de araña y recreación de edificios históricos de medio mundo. Cualquier consideración ecológica en la ciudad brilla por su ausencia.
La diversión diurna de Las Vegas es, básicamente, jugar. Se puede pasar el tiempo apostando en las mesas de ruleta, dados o blackjack, generalmente con mínimos muy altos para entrar en ellas y apuestas muy altas. Es la forma más rápida de ganar -a veces-, o perder -generalmente- el dinero. Las mesas de póker y las apuestas deportivas son otras opciones que dejan menos al azar y más a la habilidad, pero que también resultan caras. No obstante, siempre queda la alternativa de las enormes salas de máquinas tragaperras que tienen todos los casinos y donde se puede jugar durante mucho tiempo por poco dinero, ya que en algunas de las máquinas el mínimo es de apenas un céntimo.
Sin dinero, no obstante, también tiene su gracia la ciudad a poco que se desarrollen las dotes de observación y nos pongamos a disfrutar de las particularidades de los visitantes, especialmente de los jugadores habituales, o de las diferentes particularidades de cada casino.
El Strip y sus casinos
La vida de la ciudad transcurre alrededor del Strip, la avenida principal en cuyos lados se encuentran la mayor parte de los hoteles, que cuentan en sus plantas bajas con los casinos. En esta zona, no hay prácticamente otro tipo de edificios. Prácticamente- sobre todo en verano cuando el calor aprieta y pasear por la calle es poco más o menos que hacerlo frente a un secador- casi toda la vida de la ciudad se desarrolla a cubierto, dentro de unos edificios con potentes aires acondicionados. Los hoteles, por lo general, suelen tener buenos precios para la calidad que ofrecen, teniendo en cuenta muchas veces que cuentan con que el cliente se deje dinero en su casino o sus restaurantes. La principal atracción de la ciudad es, por tanto, ir casino a casino por el strip y dejarse el dinero en ellos.
Cada uno de los casinos tiene una personalidad propia. Por ejemplo, el Wynn y el Bellagio destacan por un estilo clásico y elegante, con ciertos lujos. El Caesar’s Palace es famoso por sus espectáculos y tiene muchos guiños a la antigua Roma. En el Venetian pretende replicar en el desierto de Nevada algunos de los principales monumentos de Venecia, canal interior incluido. El Treasure Island está ambientado en un barco pirata y el MGM, que tiene un león viviendo en su interior, aprovecha un cierto tirón cinematográfico.
Por la noche, la oferta de espectáculos es muy amplia. Eso sí, también suele ser muy cara y conviene sacar entradas con antelación para aquellos que puedan estar más solicitados. En cada hotel o casino concreto se pueden sacar entradas para el espectáculo de la noche, pero también existen en la ciudad agencias de entradas donde se pueden encontrar billetes para todos los espectáculos de la ciudad.
En esta ciudad de limusinas, el transporte público es deficiente, aunque tampoco es especialmente necesario para lo que se va a hacer allí. Para ir del aeropuerto -también abarrotado de máquinas tragaperras- al Strip o viceversa, existen autobuses que hacen la ruta de los hoteles.
Consejos para hacer turismo en Las Vegas
Para conocer Las Vegas sobra con un día -aunque realmente sería más realista decir que sobra con una noche, que es cuando la ciudad está en su mayor esplendor-. Pero siempre es una parada interesante en las rutas este-oeste en Estados Unidos o una excursión asequible en coche desde California. Los precios de los vuelos son también relativamente económicos.
Dejamos para el final el Gran Cañón del Colorado, que merece una mención especial. Las Vegas es un emplazamiento ideal para emprender un viaje hacia allí. Se puede visitar en coche, llegando hasta alguno de los miradores cercanos a la ciudad, o -la opción que está más de moda y con la que se puede sacar más partido a la visita- en helicóptero. Esta opción, que se contrata fácilmente a los agentes de viajes del centro de Las Vegas, permite poder ver el cañón a vista de pájaro e, incluso, descender al fondo del mismo. El precio es caro. Está alrededor de 300 dólares por un viaje que no llega a una hora, pero quienes lo han hecho me lo han recomendado encarecidamente. Parece una experiencia única.
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