La actual situación de tensión en Ucrania no es nueva. Durante la última década, las divisiones sociales, culturales y políticas entre la parte occidental del país (pro-europea) y la oriental (pro-rusa) ha llevado al país a numerosos momentos de tensión politica y social. Pero ninguno tan rocambolesco como el mensaje subliminal que Ucrania le envió a Rusia con una drag queen durante el festival de Eurovisión de 2007 que casi provocó un incidente diplomático.
En 2007 habían pasado ya tres años de la llamada «Revolución Naranja» en la que miles de ucranianos se habían echado a la calle para protestar por la influencia rusa en el país y las sospechas de fraude electoral de las elecciones del año 2004. El líder de la oposición pro-europea, Viktor Yushchenko, incluso fue envenenado con dioxina durante el proceso electoral.
De aquella época quedan aún algunos nombres en la escena política ucraniana. La ex-primera ministra Yulia Timoshenko -con sus inconfundibles trenzas- cumple una pena de prisión por irregularidades en contratos de suministro de gas firmados durante su mandato (una acusación criticada por la oposición y movimientos de derechos humanos), mientras que el político a quien benefició el irregular proceso electoral del año 2004, Viktor Yanukovich, es el actual presidente del gobierno ucraniano contra el que se dirigen las protestas de los últimos meses.
Una canción muy friki
En el año 2007, Ucrania tenía como primer ministro al pro-europeo Yushchenko, cuando decidió enviar al Festival de Eurovisión a uno de esos tipos peculiares que tanto abundan en él en los últimos tiempos: Un tal Andriy Danilko– actor, comediante y cantante-, conocido por su intepretación de la drag queen Verka Serduchka.
Precisamente fue el personaje de Verka Serduchka quien salió al escenario de Helsinki con una canción, una estética y una coreografía delirante. Bajo el título Dancing Lasha Tumbai, la canción mezclaba sin ningún tipo de orden ni concierto cinco idiomas: inglés, alemán, ucraniano, ruso y (supuestamente) mongol y tanto la cantante como sus bailarines llevaban unos inconfundibles trajes plateados. El caso es que la canción, pese a ser incomprensible, intraducible y extremadamente excéntrica, tenía un ritmo pegadizo y no era mala del todo -por lo que se llevó una más que decente segunda posición-.
Sin embargo, esa frikada de canción de ritmo pegadizo llevaba, para muchos, un mensaje oculto que iba mucho más allá de lo que se espera de un evento musical y festivo como Eurovisión.
Aquí podéis ver el vídeo, por si tenéis el oído lo suficientemente fino para detectarlo. Si no, podéis seguir leyendo para saber lo que pasó.
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La clave de la controversia está en el estribillo y, más concretamente, en la parte en la que se repite el título de la canción.
Dentro de lo incomprensible que era el conjunto de la melodía, la frase «I want you sing: Lasha Tumbai» («Quiero que cantes: Lasha Tumbai») podría parecer una concesión más a la extravagancia. Los autores, cuando fueron preguntados, dijeron que «Lasha Tumbai» significaba algo así como «crema montada» en mongol, pero en realidad resultaba una expresión inventada.
¿Palabras inventadas al azar o buscadas con un propósito?
La canción transcurre con aparente normalidad. Después de una estúpida retahíla de palabras en alemán, llega el primer estribillo. Alrededor del minuto 1:23 llegan las supuestas primeras palabras en mongol. Las dos primeras repeticiones parece que salen bien, pero en la tercera parece que la L del título rasca un poco de más en la garganta.
La canción sigue en su línea hasta que en el minuto 2 llega de nuevo el estribillo. Nuevamente, las dos primeras repeticiones parece que llegan sin problemas, pero en la tercera, algunas personas con más sensibilidad auditiva parecen detectar que la L que rascaba antes ha vuelto a rascar en la garganta y, no sólo eso, sino que la curiosa frase «Lasha Tumbai» ha sonado demasiado a «Russia Goodbye» («Adiós Rusia») en el minuto 2:12.
Dado el contexto sociopolítico y las relaciones entre Ucrania y Rusia en aquel momento, los malpensados empezaron a salir como champiñones y fueron bastantes los que interpretaron aquel «I want you sing: Lasha Tumbai» como «Quiero que cantes: Adiós Rusia».
Cualquier referencia política está prohibida en las canciones que se presentan en el Festival de Eurovisión. Incluso las inocentes referencias a políticos de la famosa canción española de Rodolfo Chiquilicuatre tuvieron que ser modificadas para que la canción pudiera ser aceptada. Por tanto, aquella fue una curiosa manera de burlar las normas del concurso.
El intérprete y los autores de la canción negaron la mayor y dijeron que quien hubiera oído la expresión Russia Goodbye «debía lavarse las orejas». Las existencias de bastoncillos debieron acabarse en media Europa.
Sin embargo, a quienes no les hizo nada de gracia el equívoco fue a los rusos– país no precisamente famoso por dar el beneficio de la duda- que tenían motivos más que evidentes para sospechar que el vecino con el que estaban enfadados por aquella época les había mojado la oreja delante de millones de espectadores en Europa.
Los más conspiradores, incluso, quisieron ver en la abundancia de términos y un supuesto acento alemán cierta insinuaciones vinculadas con el nazismo, pero hay que hilar muy fino para llegar hasta este punto.
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