Aprovechando el reciente lanzamiento de nuestra Guía de Marrakech (www.guiademarrakech.es), hoy queremos mostraros que ver en Marrakech, probablemente la ciudad más turística de Marruecos, a la que viajamos hace un par de meses y en la que nos llamó la atención su animada vida, su arquitectura tradicional, el sabor de su gastronomía y otros pequeños detalles que nos hacen recomendarla vivamente como destino de vacaciones.
Marrakech es, probablemente, el destino más turístico de Marruecos. Casablanca es la capital económica y la ciudad más desarrollada y occidentalizada, pero su atractivo turístico es escaso. Rabat está quizá algo infravalorada por su carácter de capital administrativa y, otras ciudades del país, como Tánger o Tetuán, siendo más auténticas y atractivas, aún no han explotado su potencial. Entre las turísticas, sólo el atractivo de Fez o el turismo de costa, sol y playa de Agadir se pueden comparar con Marrakech por el número de visitantes, pero por tradición, importancia dentro del país y comunicaciones, Marrakech se impone.
No es raro. Marrakech resulta una ciudad muy exótica a dos horas de vuelo de España, que con la aparición de varias rutas nuevas de bajo coste se ha convertido en una opción fantástica para un fin de semana o, mejor aún, un puente. La ciudad de Marrakech, en sí misma, se puede visitar con calma en un par de días. Sin embargo, otro de sus grandes atractivos es que es un fantástico punto de partida para otras excursiones cercanas como la visita a parajes naturales como el Valle de Ourika o el Monte Toubkal, una escapada a las dunas del desierto en la zona de Zagora o un paseo por ciudades costeras como Essaouira.
La Marrakech antigua
Marrakech tiene dos caras completamente opuestas y muy bien diferenciadas. Por una parte, la más exótica, es la de la Medina, la zona antigua y central de la ciudad. Tiene como gran centro la plaza Jemaa el Fna y, a su alrededor, hay cientos de callejuelas estrechas, serpenteantes y normalmente abarrotadas de gente, muchas de las cuales albergan zocos y una gran vida comercial.
La parte antigua concentra gran parte de los atractivos de Marrakech. Por una parte, la plaza Jemaa el Fna, que es el punto de referencia principal de la ciudad, con sus puestos de comida, sus actuaciones de artistas callejeros y sus carromatos con zumos de frutas exprimidos en el momento. Al norte de ella, las callejuelas albergan los zocos más turísticos con tiendas de ropa, cuero, especias y todo tipo de artesanía: un auténtico laberinto en el que es fácil perderse y en el que resulta aún más fácil dejarse mucho dinero en las compras y en el necesario regateo.
Al norte de los zocos, para quien haya conseguido no perderse en el laberinto de calles, nos encontramos la antigua Madrasa (escuela coránica) Ali Ben Youssef. No es un recinto excesivamente amplio, pero el patio central, con sus paredes labradas, sus azulejos y los tejadillos de madera es sencillamente espectacular. Salvando las distancias, recuerda a algunas zonas de la Alhambra de Granada. Muy cerca, tenemos el Museo de Marrakech, que nos da una idea de cómo eran las grandes mansiones de la ciudad en otros tiempos.
Al sur de Jemaa el Fna nos encontramos con la Kasbah y los palacios. En la Kasbah encontramos la mezquita del mismo nombre -una pena que las mezquitas no puedan ser visitadas por dentro por los no musulmanes- y, pegado a ella, el recinto de las Tumbas Saadinas, donde podremos también observar una arquitectura con una decoración similar a la de la Madrasa. Es interesante, también, pasear por los callejones de la Kasbah, especialmente por la mañana, cuando los puestos de venta de frutas y verduras le dan mucho colorido. No lejos de la zona están los palacios. Destaca más el Palacio Bahia, pero el cercano Palacio Baadí también merece una visita.
La Marrakech moderna
Al oeste y norte de la Medina surge una Marrakech completamente diferente a la antigua. Una ciudad de avenidas rectas y amplias, vida comercial al estilo occidental, restaurantes y cafés de diseño, vegetación en las calles que contrasta con el entorno rojizo y arenoso de la ciudad, hoteles turísticos y edificios modernos y cómodos de viviendas y oficinas. Y también, la que posiblemente es -junto a la de Casablanca- la vida nocturna más intensa y animada de todo el norte de África, con varias discotecas de moda.
Es verdad que no es tan exótica o típica como la parte central de la ciudad, pero resultará mucho más cómoda que ésta para quien quiera un estándar de alojamiento algo más alto o, simplemente, se harte del Marruecos más tradicional. Allí están también situadas las estaciones de ferrocarril y autobús, por lo que será puerta de entrada y salida para bastantes viajeros.
Algunos consejos prácticos para Marrakech
La verdad es que no es muy difícil adaptarse a la vida de Marrakech. La gente es muy amable, aunque a veces los vendedores o los espectáculos callejeros pueden resultar un poco pesados en los zocos o en la plaza Jemaa el Fna. El idioma no debería ser un problema en la mayoría de los casos. Desde luego, los vendedores de los zocos se defenderán en español muy habitualmente, pero -aunque el francés resulte una ayuda muy buena- la comunicación puede ser más o menos fluida con un poco de buena voluntad. A la hora de comprar, el regateo será indispensable.
La gastronomía local quizá no es excesivamente variada (a base de tajines, carne picada y cous-cous, sobre todo), pero tiene un sabor excelente, por lo que os animamos a que probéis lo máximo posible. Para el pescado, lo mejor es pasar un día en Essaouira y comerlo a la brasa en los restaurantes de la plaza principal.
También os animamos a que conozcais la ciudad de noche, especialmente las proximidades de la plaza Jemaa el Fna a primera hora de la noche, tremendamente animada y con muchas posibilidades para cenar o tomar algo. Los callejones de la Medina pueden dar un poco de miedo al recorrerlos, pero Marrakech es una ciudad bastante segura.
Es, además, muy aconsejable -si se tiene tiempo- emprender alguna excursión por las proximidades de Marrakech. Muchos hoteles y agencias las ofrecen, pero resultan mucho más auténticas y económicas si negociamos los precios y recorridos con un Grand Taxi local.
Para finalizar, hay dos puntos a tener muy en cuenta a la hora de elegir una época del año para visitar Marrakech. Por una parte, no es recomendable visitarla en los meses centrales de verano -julio y agosto- por el tremendo calor que se sufre. La primavera y el otoño son épocas óptimas. Por otra parte, la vida en la ciudad cambia también completamente durante el mes de Ramadán: los lugares de interés cierran algo más pronto y las calles están mucho más vacías hasta la puesta de sol. Eso sí, por la noche, una vez roto el ayuno, la ciudad bulle de actividad.
Volando a Marrakech
No hace mucho, Marruecos era un destino al que se viajaba por periodos largos o se disfrutaba en rutas de, al menos, una semana. Sin embargo, la entrada de las compañías aéreas de bajo coste y su cercanía a España ha hecho que sus ciudades empiecen a convertirse en destinos atractivos para escapadas muy cortas o viajes de fin de semana. En estas fechas -noviembre de 2010- Ryanair vuela a Marrakech desde Alicante, Girona, Reus, Madrid, Sevilla y Valencia. Por su parte, EasyJet vuela desde Madrid y Vueling desde Barcelona.
Ante este despliegue, las dos aerolíneas tradicionales -Iberia y Royal Air Maroc- han rebajado también sus precios y ofrecen también vuelos tanto directos desde Madrid, como con escala en Casablanca.
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