Después de dos días en Tokio viendo los barrios más comerciales –Shibuya, Ikebukuro y Akihabara– y la parte más elitista de la ciudad –Roppongi y Ginza-, el tercer día se convierte en una especie de popurrí de las cosas que has dejado de ver, pero que tienes en la agenda. Fue así como acabamos viendo zonas tan dispares entre sí como los barrios de Shinjuku, Ueno y Asakusa.
Para movernos por Tokio, volvimos a utilizar el billete conjunto del Metro y el TOEI por 1.000 yenes. A Shinjuku y Ueno se puede ir por la línea Yamanote de la JR, pero Asakusa no tiene ninguna parada de tren de cercanías cerca –se puede ir a Asakusabashi, pero es un paseo-, por lo que para ir hasta allí es mejor utilizar el metro.
Los contrastes de Shinjuku
Comenzamos el día en Shinjuku, una zona con bastantes contrastes. Además de una estación de ferrocarril bastante importante, la zona concentra en pocos metros una intensa vida económica representada en varios rascacielos, una pequeña pero animada zona comercial dedicada principalmente a la fotografía y la electrónica y un parque que constituye un auténtico remanso de paz en mitad de una zona tan concurrida.
Shinjuku es una zona extraordinariamente agitada de la ciudad de Tokio. A pocos cientos de metros al oeste de la bulliciosa estación de ferrocarril nos encontramos con un área de rascacielos y edificios de oficinas entre las que se extienden una serie de calles rectas siempre bulliciosas.
Quizá, como uno de los edificios más representativos de Shinjuku, podamos destacar el del Gobierno Metropolitano de Tokio, inconfundible en el horizonte con sus dos torres laterales mucho más elevadas que el cuerpo central. Su mirador, en el piso 45, es una buena manera de disfrutar también del skyline de la ciudad. Personalmente, creo que los miradores de la Tokyo Tower y Roppongi Hills están ubicados en una mejor situación dentro de la ciudad, pero éste- aun disfrutando de excelentes vistas- es gratis.
Comprar electrónica en Shinjuku
Y, de repente, el contraste llega en forma de las tres o cuatro callejuelas que, entre las zonas de rascacielos, están abarrotadas de tiendas de electrónica, telefonía móvil y fotografía, formando lo que llaman el Barrio de la Electrónica. Para mi gusto, no le llega a la altura de los zapatos a Akihabara –que para mí sí es el auténtico barrio de la electrónica de Tokio-, pero hay que reconocer que si queremos ir a un sitio donde las tiendas están concentradas, es una muy buena opción.
El Shinjuku Gyoen
Y, del bullicio del oeste de la estación de ferrocarril de Shinjuku, a la tranquilidad del parque Shinjuku Gyoen a unos cientos de metros del lado este. Ya mencionamos en días anteriores la sorpresa de poder encontrar fantásticos parques y jardines en pleno centro de la ciudad, pero éste es uno de los más agradables. Se trata, en realidad, de varios parques en uno. El Shinjuku Gyoen combina diferentes estilos de jardín –tanto de origen europeo, como del gusto asiático- y nos ofrece siempre la oportunidad de relajarnos en el ambiente que prefiramos.
Nosotros, pese a visitarlo un día de diario y en plena mañana, lo encontramos animado, con excursiones de escolares jugando en sus praderas y grupos de amigos charlando sobre el césped junto a la orilla del lago principal del parque. Supongo que, pese a que para entrar en el parque haya que pagar un precio equivalente a unos 2 euros, habrá otros momentos en los que esté mucho más concurrido.
Me hubiera gustado poder disfrutarlo con más tranquilidad, pero eran días de ver muchas cosas y no pudimos sentarnos, relajarnos y contemplar el bonito espectáculo de las praderas y los árboles con los rascacielos al fondo.
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