Da gusto ver que el mundo de la cultura se mueve con nuevas ideas y modalidades de venta de entradas que nos permiten disfrutar de espectáculos a precios más reducidos. En esta ocasión, es el teatro Caser Calderón de Madrid el que ha introducido una tarifa plana para sus espectáculos que nos permite asistir a ellos todas las veces que queramos durante un año por 50 euros.
La fórmula no es novedosa -ya se ha experimentado con diverso éxito en otro tipo de espectáculos, otros países e, incluso, en el propia Madrid ya el Teatro Lara hizo algo parecido-, pero sí que es destacable que se ofrezca de forma masiva y en un teatro de los más importantes de la capital.
El funcionamiento es bastante sencillo. Encargamos por Internet una tarjeta de socio por 50 euros -incluso ha habido promociones puntuales y colaboraciones con medios de comunicación en las que se ha ofrecido por un precio más reducido-, nos acercamos a las taquillas del teatro, recogemos el carnet y reservamos las entradas que nos interesen por Internet, como si fuera una compra normal, pero indicando al final de la compra el número de socio. Cuando lleguemos al teatro, presentamos nuestro carnet de socio, el DNI y la entrada y eso es todo. Lo único que tenemos que desembolsar en todo el proceso son dos euros de gastos de gestión por cada entrada.
En principio, no existen más limitaciones que las que marque el aforo y el teatro nos garantiza, al menos, cinco funciones diferentes por año. Por tanto, en el caso de que sólo fueran cinco, el precio de cada entrada sería de sólo doce euros (diez de la parte proporcional de la tarjeta más los dos de los gastos de gestión). Si una obra nos ha gustado especialmente, siempre podremos volver a verla las veces que queramos.
Mi experiencia con las tarifas planas de espectáculos
Tuve mi primer contacto con una tarifa plana de espectáculos en Dublín, en el año 2006, cuando los cines de UGC ofrecían un abono para asistir a todas las sesiones que te apeteciera por apenas 18 euros al mes -aproximadamente el coste de dos entradas y media- con la condición de estar abonado al menos por un año.
Para mí fue todo un descubrimiento, ya que solucionaba los planes de muchas tardes y noches en la ciudad e, incluso, te permitía hacer largas sesiones continuas los fines de semana empalmando varias sesiones. Algo que, en una ciudad lluviosa como Dublín, siempre es una opción útil.
Desde mi punto de vista, era una opción fantástica. Tenía una fantástica opción de ocio por un precio razonable, con lo que ir al cine una, dos o hasta tres veces por semana era un plan interesante y barato.
Pero, supongo, que al propio cine también le venía bien contar conmigo. En unos multicines de tres plantas, sólo se llenaban las salas en momentos y proyecciones puntuales, por lo que realmente para ellos no suponía dejar de recibir ingresos el que yo entrara como parte de la tarifa plana. Al mismo tiempo, al no tener que pagar la entrada, me quedaba más dinero disponible (y voluntad de gastarlo) para consumir en los bares del cine -con precios bastante altos, todo hay que decirlo-. Eso por no hablar de los amigos y conocidos que me acompañaban de vez en cuando a ver las películas y que pasaban por taquilla.
Aparte de ello, el cine ganaba con mi abono más dinero del que yo me hubiera dejado si tuviera que pagar una entrada cada vez. Dudo que hubiera ido al cine tres veces al mes si hubiera tenido que pagar los precios de la taquilla.
¿Por qué estas tarifas planas nos benefician a todos?
En el caso de los espectadores, es bastante claro: Nos garantiza al menos cinco espectáculos de calidad al año por un precio muy razonable.
La pregunta es… ¿y no pierde dinero el teatro dejando entrar todas las veces que quiera a sus abonados? Quizá el precio por entrada que paguen no sea muy alto, pero tiene otras ventajas que lo hacen muy interesante también para ellos.
1.- Aprovechas el espacio vacío en las funciones: Cuando tienes butacas libres, tus gastos seguirán siendo lo mismo. Por tanto, el teatro nunca perderá dinero ofreciéndolas gratis a quien tenga un compromiso con el teatro. Es más, en todo caso ganará siempre los dos euros de los gastos de gestión y lo que el espectador quiera consumir en el bar o en productos similares.
2.- Te aseguras que el espectador se gasta el dinero en tu teatro: Sí, puede que un aficionado al teatro tenga un presupuesto amplio para gastar en entradas al año, pero tienes que competir con el resto de teatros de la ciudad para que elijan tus espectáculos. Con esta medida, garantizas que vas a recibir una cantidad fija de ellos cada año sin necesidad de entrar en competencia con otros teatros.
3.- Arrastras a otros espectadores: Quizá tú tienes la entrada, pero puede que un día no te apetezca ir solo al teatro. Por tanto, quien vaya contigo tendrá que comprar una entrada para acompañarte a la función.
4.- Cobras por adelantado: Con los costes de financiación actuales, cobrar los abonos por adelantado a principio de año supone una importante inyección económica y ser menos dependiente de préstamos.
5.- Es más probable que hagan otros consumos: Cuando has pagado el precio de la entrada en el momento, la tentación es reducir el gasto total de la velada. Sin embargo, si no has pagado por la entrada en el momento, no sientes que la visita al teatro te haya salido cara y tienes menos reparos a la hora de gastar dinero en el bar del teatro o en merchandising de la obra.
6.- Llevas al teatro a personas que anteriormente no irían: El hecho de que sea una tarifa plana con un precio aparentemente muy favorable, hace que muchas personas a las que les gusta el teatro pero van poco, se decidan a adquirir la tarjeta y se auto-obliguen a asistir a los espectáculos.
7.- Ganas notoriedad, difusión y enganchas a nuevos aficionados: Cada espectador que va comenta la obra con amigos y conocidos. Cuantos más vayan, más publicidad gratuita para el espectáculo y más posibilidades hay de que arrastre a otros potenciales espectadores.
¿Está funcionando bien?
Realmente, no sé cómo habrán sido las cifras económicas de la venta de este abono anual de tarifa plana de teatro en el teatro Caser Calderón, pero lo cierto es que paso por frecuencia por la zona de vuelta de mi trabajo y -a mediados de enero- me encuentro colas en las taquillas a media tarde, lo que resulta bastante inusual.
Me consta también que ha sido una opción muy habitual como regalo de Navidad.
Personalmente, me parece una excelente idea que nos beneficia a todos y que espero que se extienda a más opciones de cultura en la ciudad. Sería fantástico poder tener una variedad de opciones amplia y poder elegir las que más nos interesaran por ubicación o cartel. Poder tener el carnet de uno o varios cines o teatros que nos interese y donde sepamos que podremos entrar ilimitadamente por un precio razonable.
Esperemos que la idea se extienda. De momento, si os interesa esta opción, podréis haceros con la tarjeta aquí.
Ruben!
Que gran articulo!
Soy Luis Alvarez, el que ha creado este abono y director del Teatro Calderón.
Gracias por tu apoyo.
Luis Alvarez