Aunque ya hemos hablado de Toulouse y Midi-Pyrénées en varias ocasiones en el blog, hoy queremos volver a ella para resumir el blogtrip al que fuimos invitados por la Oficina de Turismo de Francia el pasado mes de junio, daros algunas recomendaciones prácticas y recopilar algunos de los artículos de nuestros compañeros de viaje blogueros que nos acompañaron.
Para llegar a Toulouse desde Madrid elegimos el vuelo de EasyJet que sale de Madrid a media tarde,con una duración de aproximadamente una hora. En nuestro caso no tuvimos que pagar los billetes, pero comparando precios posteriormente puedo ver que suele ser la opción más económica de las dos que hay desde Madrid -Iberia dispone de varias frecuencias directas que operan a través de su filial Air Nostrum, pero salvo oferta especial suelen salir bastante más caras-. Para volar desde otros aeropuertos españoles, en especial desde Barcelona, Vueling es también una buena opción.
Para quien llegue a la ciudad en avión y quiera desplazarse al centro en transporte público, lo más cómodo es el autobús especial de la empresa de transportes públicos de Toulouse que sale cada veinte minutos y enlaza el aeropuerto de Blagnac con las estaciones de autobuses y de ferrocarril, rodeando el centro histórico de la ciudad y conectando con algunas de sus principales avenidas, aparte de con otros medios de transporte colectivos -metro y autobús-. El precio del billete es de 5 euros.
Si alguien no tiene prisa y quiere ahorrarse un par de euros en el billete, puede coger alguna de las líneas de autobuses urbanos que salen del aeropuerto. De ellas la 66 es la más conveniente para quien vaya al centro de la ciudad, ya que nos permite enlazar con la línea A del metro en St. Cyprien Republique. El precio del billete, que se puede comprar en el autobús, es 1,60 euros y nos permite viajar por la red de transporte público de Toulouse durante una hora, con un máximo de tres transbordos.
Alojamiento en Toulouse y visita al centro histórico
Durante nuestras noches en Toulouse nos alojamos en la Casa de Huéspedes Les Loges de St. Sernin. La experiencia nos resultó bastante diferente con respecto a la de alojarse en un hotel: mucho menos fría, más acogedora, pero con todas las comodidades. Es un ambiente mucho más íntimo, reducido y casero, aunque decorado con muchísimo gusto y con un muy buen estándar de comodidad. Su responsable -Sylvaine-, nos trató con mucha amabilidad. Muy destacable también el desayuno, casi íntimo, en un comedor pequeño y muy acogedor con buenos productos locales (excelentes el pan y la bolleria -no sólo en esta casa de huéspedes, sino también en todos los lugares que comimos en nuestra estancia).
Está situada -como su propio nombre indica- junto a la Basílica de Saint Sernin en la parte norte del centro histórico de la ciudad. La localización es muy buena para descubrir a pie todo el centro de Toulouse (la mejor manera de hacerlo, sin duda) y está también cerca del amplio Boulevard de Strasbourg, lo que nos garantiza buen espacio de aparcamiento y facilidad para salir de la ciudad.
Dedicamos nuestro primer día de viaje a recorrer a pie las calles del centro de la ciudad con una excursión guiada por la Toulouse renacentista, con especial atención al desarrollo de la ciudad por el comercio de la hierba pastel, utilizada en la época para teñir tejidos con un color azul muy característico. La excursión fue, básicamente, un paseo por el centro de la ciudad en el que nos mostraron algunos de los palacios renacentistas que quedan en la ciudad, destacando en ellos sus torres capitulares redondas. La ventaja que tiene hacer este recorrido en la visita guiada es que te lleva directamente a los edificios con mayor interés y nos da acceso a algunos de los patios de los edificios antiguos, donde se permite acceder a los guías locales y a sus grupos, pero no a los particulares. La Oficina de Turismo de Toulouse incluye esta ruta guiada en su oferta de visitas culturales.
Podéis encontrar una descripción más amplia de lo que vimos y del centro histórico de Toulouse en nuestro artículo Toulouse: La ciudad rosa.
El comienzo de las noches de Toulouse
Acabamos la primera tarde del programa cuidándonos con una cena ligera y unos cócteles en Le Wallace, en la zona de Place Saint-Georges, una de las habituales para ir a comer o cenar, con una pequeña plaza ajardinada donde se colocan terrazas cuando el tiempo es bueno. Posteriormente, nos desplazamos a la Rue Gabriel Peri, donde nos encontramos con varios bares y cafés muy recomendables para tomar una cerveza o un vino. Nos decantamos por el tranquilo e íntimo La Maison, con su piso bajo con iluminación tenue y grupos de amigos jóvenes relajándose tranquilamente y charlando alrededor de una mesa o de un pequeño sofá. También pasamos por delante del Connexion Café, que estaba bastante más animado. Nos comentaron también que, en la zona, estaba también el Café Populaire, que tiene muy buen ambiente Erasmus los lunes.
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Posteriormente, salimos de noche a contemplar la iluminación nocturna de la ciudad. Para ello nos acercamos a la orilla del Garona, donde el Pont Neuf -el más llamativo y antiguo de la ciudad- tiene una iluminación que cambia de color cada pocos minutos. Desde allí, también es llamativa la iluminación de la cercana torre de la Iglesia de Los Jacobinos.
Y, por supuesto, también nos encontramos con las primeras horas de la Noche de Toulouse. La Place St. Pierre, junto al río, tenía mucho movimiento a primeras horas de la noche del jueves, sobre todo el bar Le Saint des Seins. También encontramos grupos de jóvenes tomándose algo sentados en el césped a orillas del río Garona y- a medida que nos movíamos por la ciudad- aparecían en nuestro camino bares puntuales con música y bastante jaleo de fumadores en la puerta.
Desde luego, en una ciudad estudiantil como es Toulouse, las noches suelen ser divertidas. Aquí os dejamos algunas sugerencias para disfrutar la vida nocturna de Toulouse.
Iglesias, arte y paseos: Qué ver en Toulouse
Al día siguiente nos reunimos con Marie Dallard, quien nos guió por la gastronomía de Toulouse y la vida artística local.
Con Marie -y con nuestra guía Meritxell que tomó el relevo por la tarde- visitamos algunos de los lugares más representativos de la ciudad y también sirvió para introducirnos en la gastronomía de la ciudad.
Comenzamos visitando la Basílica de Saint Sernin, uno de los edificios de obligada visita en Toulouse, ya que aunque la ciudad cuenta con una Catedral, ésta es la iglesia más querida y apreciada por sus habitantes. Es una de las iglesias románicas más grandes de la zona y fue un punto de paso obligado en el Camino de Santiago. Por fuera destaca la torre de su campanario y, por dentro, aparte de la iglesia, podemos visitar la cripta, donde se guardan las reliquias de San Saturnino (para ver esta zona hay que comprar una entrada).
Toulouse es ciudad de iglesias y conventos. Hay más de 90 en toda la ciudad y algunas de ellas son de visita casi obligada. Aparte de St. Sernin, la iglesia del Monasterio de Los Jacobinos con su única nave y su columnas centrales sobn de obligada visita (y si vais acompañados por nuestra guía Meritxell que os contará las historias de su origen dominico, los cátaros que vivían en la región y el nacimiento de la inquisición en la zona, mejor aún). Otra iglesia interesante es la de la Daurada, con su virgen negra.
Sobre edificios civiles y artísticos, nosotros nos centramos en dos de ellos: Por una parte el edificio del Capitole -el Ayuntamiento- y, por otro, el Museo des Abattoirs. El Ayuntamiento es una sorpresa por dentro (buscad la entrada, aunque no esté muy bien indicada). Visitad las salas del segundo piso, decoradas con pinturas y esculturas, que se utilizan para recepciones oficiales y eventos, aunque son una belleza en sí mismas.
Les Abattoirs es el museo de arte moderno de Toulouse por excelencia. Está situado en la orilla oeste del río Garona. Ocupa el edificio rehabilitado de los antiguos mataderos y tiene como principal atractivo un enorme telón de Picasso que lleva por título El despojo del Minotauro con traje de Arlequín que, no obstante, sólo se exhibe durante seis meses al año por motivos de conservación.
Desde allí, es recomendable un relajado paseo por la orilla oeste del Garona.
Comer en Toulouse: Unas ideas
En lo que respecta a la gastronomía de Toulouse, Marie fue una excelente guía por las tiendas y productos típicos de Toulouse. Primero nos llevó al mercado al aire libre de frutas y verduras que se coloca por las mañanas en el Boulevard de Strasbourg, donde pudimos probar las excelentes frutas de la tierra; luego nos llevó a una pastelería para que conociéramos el caraque, un pastel típico de la zona y, finamente, acabamos en el Mercado de Víctor Hugo donde tanto allí como en la vecina tienda de delicatessen Maison Samaran nos mostraron algunos de los productos típicos de la zona.
En ellas pudimos conocer las especialidades de la zona, especialmente la charcutería- con la salchicha de Toulouse como producto estrella- la carne de pato, el paté, los quesos y varios vinos tanto de la región como de otras zonas vecinas.
Para comer, subimos a los pequeños restaurantes que están en la primera planta del mercado, donde nos llevamos una sorpresa muy agradable al encontrarnos con establecimientos típicos, con buena comida local y bien de precio. Quizá un poco apretados, pero una excelente opción para comer. En nuestro caso, nos quedamos en Le Louchebem.
Para la cena, estuvimos en Le Py-R un coqueto restaurante del joven y prometedor chef Pierre Lambinon en la Rue des Paradoux, donde se concentran también bastantes bares y lugares para comer de diversos estilos y precios. Un lugar pequeño, pero agradable, sobre todo la bodega del piso inferior. Recomiendo especialmente un plato a base de vieira.
Moissac y Montauban
Los días posteriores salimos de Toulouse para visitar otros lugares de interés de la región de Midi-Pyrenées, concretamente las localidades de Moissac y Montauban. No son las únicas de la zona que merecen una excursión -me recomendaron también Albi, Cahors y Carcassonne, esta última ya en la vecina región de Languedoc-Rousillon-, pero fueron las escogidas en el programa.
Moissac es una localidad pequeña, a unos 70 kilómetros al noroeste de Toulouse, pero con un encanto especial. Su gran atractivo es su Abadía de Saint Pierre, con un claustro excepcionalmente conservado.
Pero también es un lugar para disfrutar de las vistas del Canal Lateral del Garona -parte del canal artificial que une el Atlántico y el Mediterráneo pasando por Toulouse-. Antiguamente se utilizaba para el transporte de mercancías, pero hoy ha quedado como un atractivo turístico. Es excepcional para recorrer la región en bicicleta -con muchos kilómetros de sendas y caminos bien acondicionados- o para navegar en barco.
En la zona de Moissac disponemos de un camino asfaltado junto al canal, ideal bueno para el cicloturismo, que se prolonga durante kilómetros entre esclusas y zonas arboladas, y atraviesa el peculiar puente que permite que el canal atraviese por encima el río Tarn.
Más sobre Moissac en el artículo que le dedicamos en este blog Moissac: Abadías históricas y canales idílicos.
Y, finalmente, la ciudad de Montauban -capital del departamento de Tarn-et-Garonne- fue nuestra última parada. Una ciudad también caracterizada por las construcciones en ladrillo, al igual que Toulouse, y con una historia marcada por la lucha entre católicos y protestantes.
En ella destacan, especialmente, la plaza central de la ciudad –Place Nationale-, el Pont Vieux y el museo dedicado al retratista Ingres, natural de esta ciudad. En este Museo, además de ver la enorme cantidad de obras, dibujos y documentos del pintor o las esculturas de Antoine Bourdelle, no podemos dejar de visitar tampoco el impresionane sótano sobre el que se construyó el Museo, nacido como sala para alojar a los soldado en el siglo XIV y que hoy alberga una importante colección de armas y utensilios de aquella época.
Muy interesante, también- si tenemos la suerte de encontrarnos en la ciudad un sábado- la visita al Mercado de Productores. Allí, al aire libre, los productores de alimentos de la zona venden sus productos. Excelentes los quesos de la Tome du Ramier y los vinos blancos del productor local Domaine de Montels -cuyas cercanas bodegas se pueden visitar-, que se pueden comprar incluso a granel.
Para alojarnos y comer en la ciudad, un auténtico lujo: el hotel de cuatro estrellas L’Abbaye des Capucins, construido en el edificio de una antigua abadía, con un spa y el excelente restaurante La Table des Capucins, con una estrella Michelin, y cuyo chef -aparte de prepararnos una sensacional cena- tuvo el detalle de salir a saludarnos y a regalarnos un ejemplar dedicado de la carta del resturante al grupo de blogueros que tuvimos la suerte de cenar en él.
No era nuestro caso, pero me pareció un hotel excelente para un viaje en pareja por la región.
La visión de los compañeros blogueros
Como ocho ojos ven más que dos y tuve la suerte de estar acompañado por tres excelentes blogueros, me gustaría también dejaros los enlaces a sus visiones del viaje y de la región, para que podáis comparar más.
Helena, de Mi maleta y yo, ha organizado excepcionalmente sus artículos en un índice del viaje, en el que incluye las diferentes etapas del mismo: La llegada a Toulouse, la Toulouse histórica y gastronómica, Moissac, el Canal de Deux Mers y la llegada a Montauban y la visita a Montauban.
Meritxell, de Soy viajera, ha publicado varios artículos interesantes sobre la zona como Toulouse a través de sus palacetes, Taller de pastel: el tinte que convirtió a Toulouse en una ciudad rica y Turismo fluvial en Francia.
Finalmente, la mirada siempre original y muy personal de Jose, en El viajero impresionista, con sus artículos El descubrimiento de Midi-Pyrénées, Toulouse-Buenos Aires: Viaje de ida y vuelta (I) y El Camino en Moissac.
Y, por supuesto, nuestra reciente Guía de Toulouse, que parte de los conocimientos, experiencias e informaciones obtenidos en este viaje.
Muchas gracias por la mención Rubén. Llegué a la entrada buscando por la red, preparando mi próxima entrada sobre el blogtrip. Un saludo.