El alojamiento es, en muchos lugares, la parte más cara de un viaje. Sin embargo, hay alternativas que reducen o, incluso, eliminan este coste. Couchsurfing es la que más está de moda últimamente, pero la alternativa de obtener el alojamiento a cambio de trabajar en un albergue es también una opción bastante común.
La primera vez que tuve contacto con esta opción de pago en especie del alojamiento fue en un albergue de Tokio, gracias a varios carteles colgados en diversos puntos del albergue en los que se ofrecía alojamiento a cambio de tres horas diarias de trabajo de limpieza (por si a alguien le interesa, el albergue era el Khaosan Tokyo Ninja). Sin embargo, tras unos meses en Canadá he podido comprobar que no es una oferta aislada y que varios de los albergues que he conocido durante estos meses buscaban voluntarios para trabajar en el albergue de modo más o menos activo o, al menos, eran receptivos a las proposiciones que pudieran llegarles al respecto.
La mayor parte de viajeros que deciden trabajar en un albergue están pocos días y suelen ser bastante flexibles, aunque en algunos casos el voluntariado se pueden extender por periodos de tiempo más o menos fijos o con objetivos más formativos o a largo plazo.
¿Quién suele ser voluntario en un albergue?
El perfil del viajero que decide trabajar en un albergue suele ser el de una persona que busca estar en un lugar concreto por un plazo medio o largo. Es frecuente que se ajuste al perfil de personas que quieren pasar cierto tiempo en una ciudad concreta por placer o aquellos que, por estudios o trabajo, empiezan de cero en un lugar y necesitan un lugar donde quedarse antes de encontrar un alojamiento definitivo.
No obstante, el perfil puede depender mucho de la tarea que se realiza. No es lo mismo limpiar platos en la cocina de un albergue, que no requiere formación o conocimientos previos y cualquiera lo puede hacer desde el primer momento, que ofrecerse de guía o acompañante para las actividades recreativas, en cuyo caso se agradece algún tipo de conocimiento previo del terreno.
Dependiendo del acuerdo entre las partes o la legislación de cada país, las condiciones pueden variar. En algunos casos se pueden resolver el papeleo para trabajar en un albergue de forma informal, mientras que en otros puede ser necesario firmar un pequeño contrato o, al menos, tener un permiso para trabajar en el país.
Suele ser también más común en países caros que en aquellos donde el alojamiento es más económico. La razón es que, al fin y al cabo, no deja de ser un pago en especie y puede que en algunos países el ahorro no compense el número de horas perdidas.
¿En qué suele consistir el trabajo en el albergue?
El voluntariado es, por lo general, muy informal y la idea es que se ajuste al máximo posible a lo que necesiten tanto el albergue como el viajero. Por lo general, aunque tampoco es raro que algún establecimiento intente aprovecharse de quien decide trabajar gratis en un albergue, no se trata de dar las responsabilidades de un trabajador al voluntario, pero sí de echar una mano en alguna de las tareas diarias o en las actividades para los huéspedes. Dependerá de lo que cada albergue necesite en cada momento.
En el albergue de Tokio, por ejemplo, el anuncio se centraba sobre todo en la ayuda en las tareas de limpieza, mientras que en los albergues canadienses en los que he coincidido con los voluntarios había diferentes alternativas, entre las que destacaban ayudar en el restaurante, encargarse de la preparación del desayuno para los huéspedes o coordinar alguna de las actividades de animación.
El número de horas de trabajo en el albergue y el tipo de alojamiento varían en cada establecimiento. En Tokio se pedían 3 horas al día y en Canadá 12 horas semanales a cambio de alojamiento en dormitorios compartidos.
¿Cómo busco trabajo en los albergues?
La mayor parte de los voluntarios que he conocido en los albergues eran viajeros que llegaron al albergue como otros turistas y, después de unos días, preguntaron a la dirección por posibilidades de alojamiento a cambio de trabajo o preguntaron por carteles o anuncios que aparecieron en el albergue. Es una opción que gusta bastante en el albergue, que ya más o menos tiene una referencia de tus primeros días como viajero, te conocen y ya han visto que no eres problemático.
Sin embargo, también cabe la posibilidad de ser proactivo y dedicarnos a enviar correos electrónicos ofreciéndonos para trabajar en los albergues de la ciudad o el país donde queramos alojarnos para ver si alguien puede necesitar de nuestra ayuda y a cambio de qué nos la puede ofrecer. La mayor parte de nuestros pedidos no tendrá respuesta, pero sólo nos bastaría con que una sea positiva para empezar.
Incluso, si rebuscamos en las páginas web de algunos albergues, podremos encontrar ofertas de voluntariado. Siempre es más fácil empezar en un albergue donde ya han tenido anteriormente voluntarios y saben lo que puedes ofrecerles y qué pueden pedirte.
Buen día!
Interesante la información, pero no he conseguido ninguno en Mexico. Es una tarea ardua, jeje,