Hiroshima es una visita marcada por la memoria de la bomba atómica. Un auténtico desastre para la humanidad, que en 1945 destrozó la mayor parte de la ciudad y acabó con la vida de muchos de sus habitantes. Algo que es imposible de entender en su dimensión humana antes de pasear por la ciudad.
Es un tema que levanta ampollas, pero que tiene más seguidores y más vertientes de los que parece. Alimentados por el morbo, la curiosidad o la necesidad de obtener más información sobre un hecho, acontecimiento o fenómeno que les marcó, millones de personas se desplazan a escenarios de grandes tragedias, guerras y accidentes donde murieron muchas personas. En algunos casos se ha aceptado como parte de la historia y las visitas son aceptadas, apreciadas e- incluso- pueden tener un componente didáctico o de concienciación. En otros, la sensibilidad de la población local es tan fuerte que el viajero es recibido con recelo.