Desde hace un par de meses, el albergue U Hostels de Madrid acoge con notable éxito de público las nuevas Tertulias Viajeras, en las que un grupo de blogueros y aficionados a los viajes se reúnen para hablar de forma informal de diversos aspectos relacionados. Hoy se celebra la tercera edición que tiene por tema «Trucos para viajar barato«.
Sele Redondo, autor del blog El rincón de Sele y apasionado viajero, es el alma detrás de estos encuentros de viajeros y hoy estará muy bien acompañado por Inés Fernández Tuesta, creadora del blog Mis viajes por ahí. A ambos tengo la oportunidad de conocerlos personalmente y -por si aún no conocéis su trabajo- os animo a que visitéis sus blogs.
Ambos son jóvenes y lo mejor que puedo decir de ellos es que hasta ahora son de los que mejor han sabido transmitir su pasión por los viajes y el descubrimiento de nuevas culturas, paisajes y sociedades, algo que cada vez se echa más en falta en un sector que hoy ve como los entusiastas se ven cada vez más diluidos entre los profesionales venidos de otros campos de la comunicación o del marketing online (como es mi caso) y de algunos oportunistas ocasionales. Ellos son de los auténticos y admiro mucho su trabajo.
En el evento de hoy estarán acompañados de Diego Ripamonti -autor del blog Donde te Metes– y Carlos y Jesús de Alba, ambos presentadores del programa de radio Que no te lo cuenten. A ninguno de ellos tengo el gusto de conocerles, pero estoy seguro que dado el mimo y la atención con la que los organizadores preparan estas tertulias, serán unos más que dignos participantes.
La cita, de la que tenéis más detalles en este artículo, tendrá lugar hoy -miércoles 17 de abril de 2013- a las 7 de la tarde en el albergue U Hostels de la calle Sagasta 22 de Madrid.
Trucos para viajar barato que salieron mal
El tema de la charla de hoy son los trucos para viajar barato. Estoy seguro de que los ponentes podrán ofrecer fantástica información y experiencias personales sobre el tema. El low cost ha sido una revolución importante, pero el mochilero de presupuesto económico lleva muchos más años rodando por el mundo.
No obstante, a la hora de pensar en este tema, me han venido a la cabeza las historias de ciertos viajes en los que lo que parecía un chollo o un importante ahorro resultó ser una pésima decisión. Quizá le haya pasado a alguien más, pero son esos momentos en los que te das cuenta de que un pequeño ahorro por viajar en una hora determinada, elegir una ruta más larga o decidir dormir en un aeropuerto quizá no ha sido tan buena idea dadas las consecuencias que trajo consigo.
Como pequeña contribución a la charla de esta tarde, aquí van algunas experiencias personales que salieron rana y que convirtieron decisiones económicas en elecciones miserables.
1.- Que el precio de un vuelo sea barato, no implica que el viaje lo sea.
Más de una vez y más de dos me he sorprendido comprando un billete en Ryanair o EasyJet por el simple hecho de que el precio es muy reducido. Y es cierto que el precio de un billete de avión es uno de los grandes gastos de un viaje, pero no es el único. Un billete a precio ridículo no garantiza que el global del viaje lo vaya a ser.
Los casos más claros que me he encontrado han sido el de Oslo -con Ryanair- y el de Ginebra -con EasyJet-. Durante los últimos años hemos dispuesto de ofertas de vuelos a ambos destinos por muy poco dinero. En algún caso he picado, comprando el billete antes de planificar el viaje y llevándome la desagradable sorpresa de que el destino al que volaba por muy poco dinero era extraordinariamente caro en los hoteles, la alimentación o el ocio. Al final, lo que tenía que ser una escapada económica, se llevaba más presupuesto del esperado.
2.- Vuelos baratísimos que salen a horas intempestivas, desde aeropuertos muy lejanos o con escalas muy creativas.
El coste final de un viaje en avión no sólo se debería medir por el coste del pasaje, sino también por los costes en tiempo y dinero del desplazamiento. Las aerolíneas de bajo coste utilizan la táctica éticamente dudosa de promocionar con el nombre de grandes ciudades aeropuertos situados a mucha distancia de ellas, como ya denunciamos en este artículo. Estos aeropuertos no suelen contar con buenos servicios de conexión con la ciudad y, si la distancia es grande, nos puede suponer un gasto mayor con el que no contábamos.
Si a este factor le unimos que algunos de estos vuelos parten o llegan a horas intempestivas, podemos encontrarnos con la desagradable sorpresa de que la única conexión de transporte público de la que dispongamos sea un taxi por un precio mayor que el del propio billete de avión (por ejemplo, esto sucedía en Madrid en los vuelos a primera hora de la mañana antes de que apareciera el autobús 24 horas al aeropuerto de Barajas). En el peor de los casos, podríamos incluso vernos obligados a dormir en el aeropuerto.
Es el caso también de algunos vuelos con escala, especialmente en los destinos más lejanos. Si nos guiamos sólo por el precio, es posible que nos ofrezcan opciones que nos obliguen a pasar la noche en alguna ciudad. En ese caso, haríamos bien en examinar la diferencia de precio de las alternativas. Quizá si el ahorro es de apenas 20 ó 30 euros, no nos compense tener que buscar un hotel o albergue para pasar la noche o las molestias de dormir en el aeropuerto.
También puede que no compensen horas de escala innecesarias por ahorrarnos unos euros. Especialmente en los vuelos transoceánicos, en los que esperas de cuatro o cinco horas en un aeropuerto tras ocho o nueve de avión se hacen interminables. Deberíamos preguntarnos. ¿Cuánto vale una hora de nuestro descanso?
3.- Arriesgadas combinaciones de billetes de bajo coste.
Una opción económica, pero arriesgada. Dos billetes muy baratos, de dos compañías de bajo coste diferentes. Los compro por separado y me salen mucho más baratos. Pero sólo si nada sale mal. Si hay algún imprevisto, el coste se puede multiplicar.
Es una opción cada vez más frecuente, ya que cada vez hay más personas que se preparan sus propios itinerarios. Pero comprar los billetes por separado implica que nadie se responsabilizará de que puedas perder una conexión. Cuanto más apures en los tiempos de escala o las combinaciones, mayores son los riesgos. El retraso de tu primer vuelo puede hacer que pierdas la conexión, te quedes tirado en un lugar donde no pretendías estar y tengas que comprar un nuevo billete -a precios carísimos- para seguir viaje.
El riesgo se multiplica si, además, tienes que cambiar de aeropuerto en ciudades como Londres o Nueva York. Un tren o un autobús que pierdes, un atasco en la carretera que te deja tirado… Un imprevisto que te rompe todos los planes de viaje.
Me pasó en un viaje a Lituania en el año 2006. Tenía una escala con mucho tiempo en Londres Gatwick y dos billetes con diferentes compañías de bajo coste. Volaba el mismo día que a se descubrió un complot terrorista en diversos vuelos que salían del Reino Unido -a consecuencia del cual llegó la prohibición de los líquidos de mano en el equipaje-. Los aeropuertos de Londres se colapsaron, mi vuelo desde Madrid no salió a tiempo y, evidentemente, nunca pude tomar aquella conexión a Vilnius.
Me devolvieron el importe del billete Madrid-Londres, pero nunca pude recuperar el del segundo. Y, lo peor de todo, me obligó a comprar un caro billete para llegar al país. En el fondo, incluso tuve suerte. Me quedé tirado en mi ciudad de origen y no en el caos de la escala.
4.- Viajar de noche para ahorrarse una noche de hotel.
Es uno de los trucos frecuentes para ahorrar dinero en los viajes, pero se acaba notando. Se trata de tomar un medio de transporte para viajar de noche y, así, ahorrarte el coste de una noche de alojamiento. Envidio a aquellas personas que son capaces de dormir en trenes, autobuses y aviones. Yo no lo consigo y cuando tengo que viajar de noche, el día siguiente se me hace eterno.
Depende de tus fuerzas y tu estado de ánimo, pero muchas veces el hecho de dormir mal te amarga una mañana de estancia en una ciudad. Esas piernas que no te responden después de cierto tiempo, esa necesidad de tener que pararte cada cierto tiempo a sentarte y tomar un café, el mal humor por no haber dormido, las esperas hasta la hora de hacer el check-in en el albergue o esas siestas a media tarde que te hacen perder un par de horas de visita porque ya no aguantas más.
Con un poco de suerte, quizá puedas hacer el check-in en tu alojamiento a primera hora de la mañana, pero no siempre te lo permitirán. Si no es así, tendrás que esperar de cualquier manera. Quizá hayas podido dejar el equipaje o quizá tengas que pagar la consigna de la estación -otro gasto adicional-. Dormir mal es algo que se acaba pagando en fuerzas o estado de ánimo. Tendrás que ver si realmente merece la pena.
El problema se recrudece cuando las noches de escaso sueño se van acumulando. Cuanto más cansancio, menos disfrutas del viaje. ¿De verdad merece la pena ahorrarte 20 ó 30 euros por una cama de un albergue y levantarte fresco la mañana siguiente?
5.- El hotel barato alejado del centro.
Es la versión hotelera de la compra por impulso de los vuelos a bajo coste. Encontramos un hotel muy barato y lo reservamos, pero no contamos con que su situación geográfica supone que el gasto de transporte público durante el día va a ser mayor que la diferencia de precio con otras opciones más céntricas. Tendremos que tenerlo en cuenta, especialmente, si queremos salir por la noche.
Los hoteles siempre tienen la tendencia a promocionarse como «céntrico» o «cercano al transporte público». Pero quizá ese transporte público tiene pocas frecuencias al día, es caro o finaliza a una hora temprana. Los comentarios en las páginas de reservas de hotel o en TripAdvisor podrán serte de mucha utilidad para responderlos.
6.- Dormir o comer en cualquier sitio.
Hay que reconocer que tiene su encanto lo de buscar opciones muy exóticas o muy callejeras para sobrevivir de forma económica en algunas ciudades, pero hay que entender también que tienen sus riesgos. En mi caso, una cena improvisada en un puesto callejero de Shanghai me costó dos días de diarrea en mitad de una ruta por China.
Lo de intentar dormir en cualquier sitio también puede salir bastante caro si tenemos mala suerte. Quizá algún día de verano nos asalte la tentación de dormir en la playa o en un parque. En ese caso, deberíamos asegurarnos de que estemos en una zona segura, si es que queremos despertarnos con todas nuestras pertenencias a nuestro lado. Cuanto más cosas de valor llevemos, más riesgo. Las estaciones de trenes y autobuses son particularmente sombrías y peligrosas en la mayor parte del mundo. Tened cuidado de vuestras pertenencias si dormís en alguna de ellas y también si tenéis tendencia a adormeceros en las esperas. En caso de duda, buscad una consigna que os parezca suficientemente segura.
7.- Ahorrarte el seguro médico.
Algunos lo hacen por desconocimiento y otros por simple riesgo, pero viajar sin cobertura médica puede ser una de las medidas de ahorro que más caro nos cuesten a la larga. En países industrializados como Estados Unidos o Canadá, el coste de una visita médica o de la atención en un hospital se dispara incluso en casos muy leves. En otras zonas del mundo, un seguro de viaje nos puede reducir los costes ante una enfermedades típicas locales o, en el peor de los casos, costear una repatriación.
Una conclusión: Para disfrutar al máximo de un viaje, no puedes ir escaso de dinero.
Aunque el dinero no dé la felicidad, es importante tenerlo controlado para disfrutar al máximo de un viaje. No hay nada más frustrante que estar en un sitio, querer disfrutarlo al máximo y no poder hacerlo porque se nos ha agotado el presupuesto.
Mi experiencia me dice que es importante tener cabeza. Si queremos hacer un viaje que realmente nos ilusione, debemos prepararlo con mimo y sin limitaciones. Si la escasez de dinero va a ser un problema constante durante el viaje, no podrás disfrutarlo al máximo mientras tengas esa preocupación en la cabeza.
No dejes que una oferta puntual de vuelos precipite tus planes de viaje y decida cuándo viajas y en qué circunstancias lo haces. Que seas tú y no la oferta especial de un departamento de marketing quien decida a dónde y cómo viajas. Ahorra, busca el momento y espera a tener los recursos necesarios para lograr todos tus objetivos de la visita.
Evita el consumo compulsivo de viajes, la «gula viajera». Vale más viajar poco y que las experiencias sean relevantes, que a muchos sitios que no te inspiren nada. Tu dinero estará mejor gastado.
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